Londres no aburre a nadie. La ciudad tiene infinidad de curiosidades repartidas por toda su geografía urbana, de tal modo que, buscarlas para encontrarlas, puede formar parte también de una interesante experiencia viajera en la capital británica.

Si te atreves, aquí va una docena de localizaciones existentes o para rebuscar que darán vida a tus paseos en Londres:

– Los bares del Palacio de Westminster. Bares, porque suman ocho nada menos. Y son muy baratos. La explicación es, como te puedes imaginar, que paga el contribuyente.

– Los tesoros de la tumba de un dramaturgo. En la Abadía de Westminster descansan los restos de un dramaturgo de la época isabelina, Edmund Spenser, por más señas. Se dice que su tumba puede estar llena de obras inéditas, de poemas que recuerdan su memoria que fueron lanzados a su interior por sus amigos escritores como recuerdo. Poemas inéditos, entre ellos alguno de Shakespeare.

– Cock Lane y su pasado escabroso. El nombre de ‘cock’ no le viene a la calle por la existencia en otro tiempo de aves de corral, sino por ser esta vía la única autorizada en Londres para albergar casas de prostitución.

Raro, rarito

– Calles de nombres raros. Hay unos pocos nombres de calles en Londres con nombres muy extravagantes o inexplicables. Recordamos varios: Ha Ha Road, en Greenwich; Camino de Hooker (puta) en Walthamstow; el Marshy (pantanoso) Walk en Blackheath o Uamvar Street en Limehouse.

– La última actuación de Jimi Hendrix. El club de jazz Ronnie Scott, situado en el 16 deFrith Street fue el lugar donde Jimi Hendrix hizo su última actuación pública.

– Cosas del marxismo. La sala de lectura del Museo Británico fue donde Karl Marx escribió ‘El Capital’. Cuando no estaba borracho, cuando no estaba pidiendo dinero a su compañero Friedrich Engels.

– Los nombres de calles impronunciables. Shiteburn Lane, Golden Rain Alley o Gropecunt Lane ya no están en el callejero de Londres. Eran denominaciones asociada a la prostitución, que como su nombre sugiere, se asoció con la prostitución.

– Accesos a dos orillas. La de Blackfriars es la única estación de tren que tiene accesos desde ambos márgenes del Támesis.

– Metro muy superficial. Aunque no lo creas, más de la mitad del trazado del Metro de Londres recorre la superficie, no es subterráneo.

– Una venta extraña. Los almacenes Harrods de Londres vendieron cocaína hasta el año 1916 como uno de sus productos habituales.

– Las piñas de Wren. Sir Christopher Wren, el arquitecto autor de la Catedral de San Pablo de Londres, quiso colocar una piña de piedra en lo alto de la cúpula del templo. Sin embargo, no le dejaron. Wren creía que era un símbolo de paz, prosperidad y hospitalidad. Por cierto, sí que hay piñas en los remates de las dos torres occidentales del edificio.

– Monumento a un perro nazi. Existe un monumento en recuerdo de ‘Giro’, el perro del embajador alemán en Londres que fue electrocutado accidentalmente en 1934 en el entorno del monumento al Duque de York. En esa zona, estaba situada la Embajada de Alemania hasta que estalló la Segunda Guerra Mundial.

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Torre de la Catedral de San Pablo con su piña característica.
Autor

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona. Periodista, redactor, comunity manager e informador gráfico, residente en Las Palmas de Gran Canaria, y colaborador en diferentes medios locales de las Islas Canarias y españoles.

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