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octubre 2013

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Jerez es famosa por sus vinos, por las exhibiciones de doma española, por los laureles y las gestas de su circuito de motociclismo, por sus fiestas y por sus celebraciones religiosas y templos con historias cristiana y árabes. Si no me he dejado nada, ese es el listado básico de su patrimonio cultural que los foráneos reconocemos como jerezano.

Pero hay que plantarse en Jerez para ver que la ciudad nos puede ofrecer más. Mucho más. Tanto como trasladarnos a través de un túnel del tiempo con el tiempo de otros tiempos.

Sobre el Coliseo de Roma te puedo contar un montón de historias  que seguro que podrás encontrar en cualquier guía de turismo de Roma. Se ha escrito mucho y se seguirá escribiendo todavía más en el futuro, porque el conjunto es una pieza indispensable de cualquier visita en Roma y conocerlo con mayor o menor profundidad es clave para comprender el significado de la construcción y los de sus usos a lo largo del tiempo.

Comillas tiene un capricho hecho de piedra, ladrillo, forjas, azulejos y maderas nobles que es una tentación para los amantes de la arquitectura modernista. Está en la zona de Sobrellano, pero, si te digo que todo es cosa de la mano de Gaudí y que representa una explosión creativa, te lo pongo fácil. Es un capricho de palacete que tienes que ver.

Los amantes de la arquitectura modernista disfrutamos de las construcciones del Ensanche de la ciudad de Barcelona y de los conjuntos de Gaudí que son un clásico en cualquier visita a Barcelona. Quien más y quien menos, conoce el valor de ese estilo multidisciplinar que da una seña de identidad a la Ciudad Condal. Y a Comillas.

El Ponte Vecchio sobre el río Arno en Florencia es una de las paradas que te recomiendo en una visita larga o corta a la capital de la Toscana. Si no has cruzado el Arno por el Ponte Vecchio no digas que has estado en Florencia. Por favor.

El encanto del paso del puente sobre el Arno es su antigüedad, pero también el conjunto de colmados que le guardan los lados. El Ponte Vecchio de Florencia, es una experiencia para vivirla entre dos orillas y en dos ‘horillas’ de visita.

La campiña de los alrededores de la ciudad de Londres está llena de castillos señoriales que sus herederos intentan mantener desafiando los costes económicos de unos edificios catalogados como patrimonio histórico.

Te aseguro que a sus propietarios no les falta imaginación para hacer de esos conjuntos toda suerte de lugares atractivos que atraigan público para verlos. Es muy común que se alquilen para eventos sociales, para el rodaje de películas o que muestren exposiciones únicas.

De entre las viejas fortalezas del condado de Kent que he visitado, me quedo con el Castillo de Leeds, que tiene, agárrate, un pintoresquísimo Museo de Collares de Perros. Si nadie me dice lo contrario, creo no hay ningún otro igual en el mundo.

Venecia, Murano, Burano, o el Lido de Venecia pueden convertirse en los meses de verano en espacios algo masificados como consecuencia del torrente de turistas organizados que llegan para verlos. Sin embargo, se puede estar en Venecia, o prácticamente casi, y disfrutar en esas mismas fechas centrales del estío de una tranquilidad monacal a toda prueba. Te lo aseguro. Pero ¿dónde?

En Torcello, una isla también casi, casi deshabitada, de la laguna veneciana y del entorno de la Ciudad de los Canales. De las 120 que hay en la laguna véneta. Estarás en Venecia y lo notarás, pero tampoco lo notarás ¿no sé si me entiendes? Será algo así como una paz veneciana a prueba de susurros ¿Y qué es Torcello? ¿qué puedes ver en ella? ¿cómo se puede disfrutar de su paz?

En una visita a Berlín hace unos años, busqué tiempo para acercarme a la ciudad de Dresde, total eran menos de dos horas en coche y merecía la pena lo que unos amigos me pidieron con ganas que viera, sabiendo como saben de mis gustos por lo exótico. Bueno, por lo no habitual, que no siempre es lo mismo.

La meta era la Grüne Gewölbe, la Bóveda Verde de Dresde, una exposición permanente y pintoresca que, después de verla, me supo a una historia hecha de trozos en muchos sentidos.

Los viajes que llegan al interés del viajero con una experiencia previa vívida son los mejores. Porque la elección del destino se hace con un valor añadido, se va a conocer lo que te han contado, lo que has visto en imágenes, lo que has leído. Y se cierra el círculo cuando la experiencia en el lugar coincide plenamente con lo que se imaginó. Esos son los viajes que quedan prendidos en la memoria.

En las líneas que siguen, voy a hacer de cicerone para ti, voy a compartir contigo anécdotas muy curiosas de una zona de la ciudad de Granada que ya es una joya por sí misma. Te voy a contar algo del barrio del Realejo, la antigua judería de Granada. Todo, en la idea de bajes a Granada a descubrirlo por ti mismo.

Atlantic City es la ciudad de las playas, la de los espectáculos y por supuesto la de los casinos que han retratado infinidad de películas, aunque el público no sabe que la primera casa de juegos de la ciudad no fue autorizada hasta el año 1978 como una  alternativa de la Costa Este al imperio de Las Vegas en la oeste. Atlantic City está recién hecha, o si lo prefieres a medio hacer o aún por hacer.

Parte del éxito popular de la ciudad nació de su condición de escenario en el cine o por ser un lugar de playas y vacaciones alternativo para los neoyorkinos, pero también por haber circulado su nombre como referencia en el juego más difundido sobre finanzas, el Monopoly. Sus calles son un juego en más de un sentido.

Londres tiene un museo que sólo se visita por invitación. Se trata del Museo del Crimen de Scotland Yard, situado en el mismo edificio de las nuevas instalaciones de la policía británica en Londres. Los que han visto sus contenidos dicen lo que hace ya tiempo que es leyenda, que su muestrario no es apto para todos los estómagos.

Valencia es una tierra muy especial donde las tradiciones y la cultura tienen un hueco muy amplio en el día a día valenciano y, como no, en los corazones de los valencianos. Mañana es un gran día para todos los valencianos, ya que el 9 de Octubre se celebra en día de la Comunidad Valenciana en honor al Rey Jaime I.

Cariló es una palabra que en lengua mapuche austral significa Médano verde. Y el nombre es ajustadísimo para esta localidad de la costa argentina en la que la mano del hombre dio una oportunidad a la naturaleza. Creo un hábitat de la nada, un enorme jardín de biodiversidad donde no existía, una destrucción de la naturaleza en positivo. Te cuento su historia con la esperanza de que  pongas a Cariló en tu agenda de viaje.

Cariló es una de las zonas turísticas más conocidas y populares de los argentinos por su localización junto al mar, por la naturaleza aparentemente feraz por la que se la reconoce y especialmente porque se encuentra dentro del área de influencia urbana del Gran Buenos Aires. Cariló es el ombligo del mundo para las vacaciones familiares bonaerenses.

Una visita a Roma te contará con monumentos y costumbres antiguas todo lo que de magnífico y colosal tuvo la expansión de la fe desde la Ciudad Eterna durante siglos y siglos. Roma es un foco que iluminaba e ilumina a los cristianos de todo el mundo y  cualquier iglesia de Roma te mostrará ese esplendor y magnificencia consagradas. Te puedo enseñar postales como cromos que dan fe de lo que digo.

Por esa razón, cuando nos topamos con un templo significativo, con historia, con el nivel reconocido de una catedral en provincias italianas, pero con la apariencia de iglesias de barrio romanas, el contraste es cuando menos extraño, chocante. La pregunta que nos planteamos es ¿por qué tanta sencillez  para tanta categoría, o al revés?

Uno de los casos más curiosos es el de la Catedral San Lorenzo de Viterbo, en la Tuscania, en el noroeste de Roma y a algo más de cien kilómetros de la capital.

¿Eres amante de las dos ruedas antiguas? No, no las motorizadas viejas, amante de las motos de época? Te lo digo porque hace unos años me tropecé con una colección de un centenar largo de motocicletas de todos los tiempos que no he podido olvidar. Una experiencia que quiero compartir. Encontré la colección casi por casualidad en L’Escala, en la Costa Brava, en Girona. Y si tienes tiempo para leer este comentario hasta el final, te comento todos los detalles.