La Abadía de San Agustín de Kent, cerca de Canterbury, es una de las construcciones religiosas católicas más antiguas aún en pie de toda Gran Bretaña. Su construcción fue fruto de un arreglo político entre el Papa Gregorio I, San Agustín y un rey de Kent que vio una oportunidad de oro para convertirse en monarca británico tras una nueva fe. Y, de paso, convertir la Abadía de San Agustín en un panteón real.

Dice una tradición que el monasterio fue construido por Ethelbert, rey sajón de Kent, a instancias de San Agustín en el 598, santo que había sido enviado a las Islas Británicas por el Papa Gregorio I para convertir precisamente a los sajones.

Se dice que el rey adoraba a las deidades tradicionales en un templo situado fuera de las murallas de Canterbury, pero la reina Bertha, su mujer, era cristiana. Por un lado San Agustín y el Papa y por otro su esposa, acabaron por ‘convencer’ al rey de abrazar la nueva religión y levantar un monasterio desde el que difundir el cristianismo en el reino de Kent y más allá.

Pero no te equivoques, el cambio de religión no tenía nada de devoción revelada, soplaban otros tiempos en la política internacional y el apoyo de Roma, el de una nueva causa de fe, era lo que necesitaba un pequeño reino británico a orillas del Canal de la Mancha para mejorar sus opciones de dominación sobre el resto de reinos locales de las Islas Británicas.

De hecho, el acuerdo del rey Ethelbert con San Agustín fue levantar el monasterio, pero también convertirlo, como te digo, en lugar de enterramiento de los reyes de Kent. Aquel primer monasterio e iglesia fueron construcciones de madera del estilo de las que solían levantar los sajones. En la Abadía de San Agustín, los reyes de Kent encontraron un lugar para su paz eterna.

La iglesia fue terminada y consagrada entre el 613 y el 624 a poca distancia, hacia el este. Eadbaldo, hijo y sucesor de Ethelbert, fundó una segunda iglesia dedicada a Santa María donde también fue enterrada la realeza de Kent.

La abadía fue conocida como de San Agustín sólo después de la muerte de su fundador santo. La abadía, en cualquier caso, se mantuvo activa hasta el año 1538 en el que la Reforma Inglesa la desmanteló. En 1848, parte de los edificios se utilizaron con fines educativos. Hoy las ruinas se han preservado como lugares históricos y son, por derecho propio, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Centro de misioneros

La Abadía de San Agustín fue desde luego un centro de misioneros en los primeros tiempos, pero al correr de los años se convirtió también en un importante centro cultural y educativo, llegando a formar una gran biblioteca y a convertirse en un espacio de producción de textos dotado con un cuerpo de sus amanuenses medievales.

Los vikingos fueron el azote de las costas de Gran Bretaña y de Kent durante la Edad Media, sin embargo, la historia cuenta como una invasión danesa del año 1027 salvara de la destrucción al conjunto religioso como había sucedido tantas veces en otros lugares. Tal vez tuviera algo que ver, no lo sabemos, que en el lugar descansaran los restos de Santa Mildred, que en la Edad Media traía hasta Kent e Inglaterra a numerosos peregrinos que creían en el poder milagroso de sus restos convertidos en reliquias. Peregrinos cuyas donaciones enriquecieron a la abadía.

Tras la conquista normanda de 1066, Guillermo el Conquistador confiscó los latifundios del país, pero curiosamente respetó los bienes de la Iglesia, entre ellos los de la Abadía de San Agustín. En el año 1100, todos los edificios antiguos de madera habían desaparecido en favor de otros románicos y de la regla benedictina. Un incendio ocurrido en 1168 nos ha dejado sin datos documentales directos sobre los primeros tiempos de la fundación.

El siglo XIII de la Abadía de San Agustín se conoce como el del periodo de ‘magnificencia mundana’, en aquellos días, muchos de los recursos de la fundación religiosa se gastaron en la construcción de nuevos y suntuosos edificios, en agasajos a los reyes y en grandes banquetes de invitados. La deuda contraída por estos fastos hubieran hundido a la abadía de no ser por el apoyo de algunos grandes benefactores británicos que la rescataron del desastre.

En el siglo XIII, se construyeron el claustro, el refectorio y la cocina de la abadía tal como la podemos ver hoy. De este tiempo destaca la icónica Puerta de Fyndon, levantada por el abad de ese mismo nombre entre 1301 y 1309. Sobre la puerta se acomodó el dormitorio del monasterio que el rey Carlos I y la reina Enriqueta María utilizaron en 1625 para su noche de bodas en el año 1625 y después de desposarse en la cercana Catedral de Canterbury. La Puerta de Fyndon sufrió tanto daños por las bombas alemanas de la Segunda Guerra Mundial que tuvo que ser reconstruida.

La historiografía actual ha llegado a la conclusión de que aunque Enrique VIII no hubiera intervenido y disuelto los monasterios de Inglaterra con su Reforma, éstos no habían podido sobrevivir a una quiebra final debido a las cargas económicas que soportaban en favor de la Iglesia de Roma.

A partir de 1538, la Abadía de San Agustín se convirtió en residencia real en parte, el resto se fue desmontando y sus materiales se vendieron por piezas. Algunas piedras se emplearon en las fortificaciones de la Pale de Calais, pero muchas otras se vendieron en la zona para construcciones de todo tipo. En esos días, la biblioteca que contenía más de 2.000 manuscritos fue destruida y su tesoro saqueado.

En épocas sucesivas, la abadía fue alquilada a diferentes nobles y entre 1770 y 1844 se llegó a instalar en algunos edificios de la abadía una fábrica de cerveza, la Alfred. Pero en 1844, Alexander James Beresford Hope, miembro del Parlamento británico y hombre de la Iglesia visitó el lugar y, al comprobar el estado de total abandono, inició una campaña para recaudar fondos y recuperar el conjunto. La intención era fundar en él una universidad que formara a misioneros que tendrían la misión de evangelizar los confines de las colonias británicas. Y así se fundó el Colegio Misionero de San Agustín que funcionó hasta el año 1947.

Desde 1976, los edificios de la universidad (más algunos nuevos) han sido utilizados por el King’s College de Canterbury. Una parte de la Abadía de San Agustín fue adquirida en 1994 para uso educativo y para este centro.

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 Abadía de San Agustín WCC vía Willsmit

Autor

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona. Periodista, redactor, comunity manager e informador gráfico, residente en Las Palmas de Gran Canaria, y colaborador en diferentes medios locales de las Islas Canarias y españoles.

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