La Catedral de Málaga lleva trabado un mote popular, como no podía ser menos en Andalucía donde quien no tiene apelativo es porque lo espera. A la Catedral de Málaga, la llaman La Manquita, porque sólo tiene una torre, la del lado norte, la opuesta, en el sur, tenía que haberse construida a finales del siglo XVIII, pero nunca se iniciaron las obras. A finales del dieciocho, el edificio había visto detenida las ampliaciones durante mucho tiempo y, para cuando se dispuso de los recursos económicos, al dinero se le dio otro uso.

Una placa situada en la base del arranque de la torre recuerda que los fondos fueron empleados en 1782 para financiar a los rebeldes americanos enfrentados a los ingleses en las trece colonias de lo que luego serían los Estados Unidos. La Manquita de Málaga quiso ser revolucionaria.

Esa es la versión romántica, la versión más pedestre, la que le gustaría creer a todos los malagueños, pero la que los documentos de la época han revelado a los investigadores dice que el dinero fue destinado a otra cosa más prosaica, a financiar arreglos en la carretera Vélez-Antequera.

Muchas guías aún se empecinan en decir lo contrario, siguen relacionando la ayuda de los malagueños con la aportación que prestó a los independentistas el gobernador de la Luisiana española, Bernardo de Gálvez, probablemente porque, como la catedral y la torre no construida, el militar era malagueño.

Que la amputación prolongada de la Catedral de Málaga no tenga un origen americano, no quita que el conjunto no ofrezca otros atractivos igual de…, sí,  románticos.

La otra torre, la norte, es impresionante de ver, tiene una altura total de 93 metros sobre la rasante de la calle. Tres tramos y catorce campanas, las que le corresponden y las que debería tener la torre que falta.

Incluso en conjunto arquitectónico renacentista de la parte exterior del templo representa un atractivo por la pureza de sus líneas y la ortodoxia estética de ese estilo. Un estilo renacentista español de libro.

Pero hay gótico, anterior a la construcción renacentista, y barroco, de después de terminada la estructura general del exterior. El gótico en el ábside monumental, en el altar mayor de Diego de Vergara con colofón de nervaduras en todo lo alto; y el barroco en un coro en el que trabajaron infinidad de artistas, entre ellos, el colosal Pedro de Mena. De las tallas y retablos menores, no te digo.

La Catedral de Málaga con su anécdota americana o sin ella es algo que tienes que ver, que descubrir, que conocer en una  visita a Málaga.

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Catedral de Málaga.
Catedral de Málaga.

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Autor

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona. Periodista, redactor, comunity manager e informador gráfico, residente en Las Palmas de Gran Canaria, y colaborador en diferentes medios locales de las Islas Canarias y españoles.

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