Ferento es una ciudad fantasma pero extraordinariamente evocadora. Los visitantes que acuden a ver sus restos en la Etruria italiana ven las construcciones que han sobrevivido, los vestigios de su extraordinario teatro romano, que aún se utilizan para actuaciones de verano. Pero, pocos viajeros pueden llegar a imaginar el origen del abandono y de la soledad de una población que no volvió a reconstruirse. Esta es su historia.

Ferento es una pequeña población situada a unos 6 kilómetros de Viterbo que es famosa por sus restos antiguos, especialmente, como digo, por su teatro romano.

Ferento fue en la antigüedad una población que le debió mucho a sus desplazados. Sí, las guerras internas entre etruscos llevaron a los residentes de la cercana localidad de Acquarossa a asentarse en Ferento. La expansión del reino de Tarquinia hacia el año 500 aC estuvo en el origen de esa evacuación forzosa. Sin embargo, no es hasta el año 123 aC que la citan fuentes romanas.

Para esa época, Ferento ya tiene todo el aspecto de una colonia romana integrada, con su urbanismo dispuesto sobre calles lineales y manzanas rectangulares que siguen una disposición reticular. Es en el siglo I dC cuando Ferento alcanza su máximo desarrollo urbano. De esa época se han encontrado importantes edificios públicos, el teatro, los baños, una fuente circundada por estatuas y un anfiteatro.

Ciudad Esplendidísima

Lo más curioso es que aún no se ha encontrado el foro de Ferento, que, como sabrás, era el centro de la población, un lugar de importancia económica, social y política. El éxito de Ferento de aquel tiempo aparece recogido en una inscripción de mármol que apareció entre sus ruinas y que decía ‘Civitas splendidissima’ (‘Ciudad esplendidísima’). ¿Estaban orgullosos de su hogar los ferentinos? Pues eso parece.

El nombre de Ferento debe proceder de ferro, ‘hierro’, que la ciudad exportaba al imperio. También se procesaba toba volcánica que se empleaba para hacer hormigón con el que construir. Por supuesto que la agricultura también fue un punto importante en su economía. La ciudad estaba habitada por comerciantes y por artesanos que le dieron su prosperidad y reconocimiento. Aún más, muchas familias de Roma acudían a pasar los veranos a Ferento que era conocida por su buen clima y sus comodidades.

Todo hay que decirlo, Ferento dio a Roma algunas figuras prominentes como Salvio Otón, emperador romano en el 69 dC, aunque fuera por contados meses. También vinieron al mundo en Ferento Flavia Domitila Major, esposa de Vespasiano, y otros dos emperadores más, Tito y Domiciano.

Sin embargo, Ferento comenzó a desaparecer de la historia oficial a partir del siglo III. Probablemente tenga que ver que sus ciudadanos se volcaran en el culto a Sant’Eutizio, mártir muerto cerca de Soriano nel Cimino, y que la persecución de los cristianos de la ciudad por parte del emperador Aureliano en el año 269 ayudara a sacar a Ferento de su esplendor.

Sede de obispos desde el siglo III, la Guerra Grecogótica, la de los Treinta Años entre bizantinos y lombardos, convirtieron a Ferento en zona de disputa en el siglo IV, acusándose su decadencia. Tal era la amenaza que la población se redujo en población y se cerró tras unas murallas para apretarse en unos escasos 30.000 metros cuadrados. Es el tiempo en el que Ferento pierde su diócesis.

Entre Viterbo y Ferento siempre ha habido una histórica e insana rivalidad. En el año 1169, por ejemplo, los ferentinos sufren una salvaje masacre al caer los de Viterbo sobre ellos, alarmados porque, a su vez, los ferentinos tenían la intención de saquear Viterbo. El riachuelo que separa Viterbo de Ferento dicen que mana agua de color rojo por la sangre vertida, aunque sabemos que se trata de emisiones de hierro que arrastra el curso. Otras crónicas dicen que los de Ferento masacraron a los de Viterbo más adelante, en 1172, y aprovechando la oscuridad de la noche. Esa fue su venganza.

Bajo el yugo de Viterbo

En cualquier caso, Ferento vivirá siglos posteriores sometido administrativamente a Viterbo que se expansiona a su costa. Las obligaciones municipales de Viterbo que impedían la repoblación y la apertura al cultivo de las tierras abandonadas, fueron despoblando a Ferento y llevando al lugar a la miseria.

La paradoja es que las ruinas de Ferento son uno de los principales reclamos de la ciudad de Viterbo y por uno de los motivos por el que se la conoce fuera de Italia. Es como si los ferentinos, de alguna manera, se vengaran desde las reseñas de las guías turísticas.

Los restos arqueológicos de Ferento empezaron a ver la luz con las primeras campañas del ‘rey arqueólogo’ Gustavo Adolfo VI de Suecia, que hicieron aflorar el Ferento romano y medieval. Algunos de los restos encontrados en Ferento se pueden ver en el Museo Arqueológico Nacional de Viterbo. Punto y aparte es el teatro romano de Ferento, como ya te he comentado, el conjunto más importante de la población, que se utiliza en algunos espectáculos de verano del programa cultural de Viterbo.

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Teatro romano de Ferento.
Teatro romano de Ferento.
Autor

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona. Periodista, redactor, comunity manager e informador gráfico, residente en Las Palmas de Gran Canaria, y colaborador en diferentes medios locales de las Islas Canarias y españoles.

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