Pasear por los restos aún en pie de las murallas de Canterbury en una tarde soleada de verano es una experiencia grata. Una experiencia que ofrece al viajero la oportunidad de retroceder en el tiempo hasta la época romana para descubrir una ciudad inglesa que ofrece al visitante un patrimonio singular en las Islas Británicas.

Las murallas de Canterbury son los restos del perímetro defensivo histórico de la ciudad y uno de los atractivos de su patrimonio. Las primeras murallas de Canterbury fueron levantadas por los romanos entre el 270 y el 280 dC. Estas viejas murallas de piedra se acomodaron sobre un banco de tierra a la que completaban unas zanjas y torres defensivas. Se sabe que tenían al menos cinco puertas, cada una abierta hacia una calzada.

Con el hundimiento romano, Canterbury entró en un declive, pero las murallas se mantuvieron en pie. Y puede que ellas, su seguridad, fuera el motivo que decidió a San Agustín a instalarse en Canterbury a finales del siglo VI. Posteriormente, los anglosajones hicieron mucho por dejar en pie las murallas, construyeron capillas en las puertas y las emplearon para defenderse de las incursiones vikingas.

Los invasores normandos del siglo XI tomaron en cualquier caso la ciudad de Canterbury sin resistencia. Para el siglo XII, las murallas ya no tenían función militar alguna. Durante la Guerra de los Cien Años, se estudió habilitar las defensas (1363). Se construyeron 24 torres defensivas y se instalaron plataformas para la artillería, la primeras de la historia de Gran Bretaña. Más adelante, en el siglo XVII, y durante la Guerra Civil Inglesa, las puertas de la ciudad e Canterbury fueron quemadas.

En los siglos XVIII y XIX, el crecimiento urbano de Canterbury amenazó las murallas y muchos de sus tramos fueron derrumbados para ampliar calles y barrios. Los bombardeos alemanes de la Segunda Guerra Mundial causaron importantes daños materiales. Sea como sea, más de la mitad del encintado de las murallas de Canterbury han sobrevivido, encerrando un área fortificada de 53 hectáreas.

Los muros de las murallas de Canterbury tienen una altura media de 2,3 metros y su espesor suele ser de un metro, aunque se sabe que pudieron tener seis metros de altura. El aparejo está formado por grandes bloques de arenisca. El banco de tierra oscilaba en altura entre los seis metros y los nueve metros. La profundidad del foso era de cinco metros. Una calle adoquinada de tres metros de ancha recorría el perímetro interior de la muralla.

Si quieres disfrutar de ese paseo siguiendo el trazado de las murallas de Canterbury, toma este dato, Viajaralondres.com, un portal que te ofrece excursiones de un solo día en los alrededores de Londres y visitar Canterbury, y la posibilidad de ver sus murallas. No dejes pasar esta oportunidad, pica en el enlace para ver todos los detalles:

http://www.viajaralondres.com/ciudades-para-visitar-cercanas-a-londres/canterbury/

Murallas de Canterbury.
Murallas de Canterbury.
Autor

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona. Periodista, redactor, comunity manager e informador gráfico, residente en Las Palmas de Gran Canaria, y colaborador en diferentes medios locales de las Islas Canarias y españoles.

Escribe un comentario