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visitar Roma

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Si has visitado Roma, la zona histórica, el centro de Roma, seguro que te ha sido fácil moverte entre calles y monumentos. Roma es una ciudad prácticamente llana que se deja caminar muy bien. Y digo ‘prácticamente’, porque no toda es un plato. Si recuerdas aquello de que Roma tiene siete colinas, estarás conmigo de que hay algunos lugares que descuellan en altura. No muchos, no muy altos, no muy grandes, pero existir, existen.

Si tuviera que recomendarte algo especial para ver en Roma, algo que reuniera el mejor arte, naturaleza y en un espacio de gran valor, te daría un nombre, Borghese, Villa Borghese. Un palacio renacentista, que es un museo de arte rodeado de hermosos jardines, y a poca distancia de Roma. Para visitar la Villa Borghese necesitarás a mi modo de ver dos cosas. Una, tiempo suficiente para dedicarle a las obras que lo merecen, y, la otra, gusto, gusto por ese arte que verás en piezas únicas y salidas de las manos de los grandes maestros. Me gustaría hablarte de todo éso. De la que creo que es una preciosa caja de arte.

EUR es una zona de Roma que me fascina, su arquitectura está muy alejada de la ajada antigüedad de los monumentos romanos del centro, pero tiene una monumentalidad, otra monumentalidad, que me fascina. Porque habla de conjuntos y estructuras levantadas con todo descaro para servir a unas ideas politicas. No digo que el Arco de Triunfo de Tito o la Basílica de Majencio no sean parte de una propaganda política, no lo dudo, pero en el caso de EUR casi puedo tocar las ideas que hay detrás.

Roma, conocida como la Ciudad Eterna, es un destino único y precioso que todos debemos visitar una vez en la vida, y muchas más por supuesto si tenemos la ocasión. Roma alberga una apasionante historia a sus espaldas, que se aprecia a cada paso a través de sus numerosos monumentos y restos arqueológicos originarios de la Antigüedad.  La ciudad de Roma es historia y cultura en estado puro.

Las Catacumbas de Roma son un patrimonio histórico italiano enterrado, vuelto del revés, la antítesis del mundo de arte y esplendor clásico que corona las calles y la superficie de la Ciudad Eterna.

Sus cifras asombran. Se han localizado, prácticamente bajo la Via Appia, algo más de sesenta que supusieron taladrar la toba volcánica del subsuelo romano y abrirla en túneles a largo de años y años de trabajos callados, ocultos, secretos. Se han contabilizado 170 kilómetros de túneles y, asómbrate, tres cuartos de millón de tumbas, una ciudad de los muertos enterrada. Créelo. Tienes que verlo.

Roma es una ciudad llena de encantos por descubrir. Tiene como todas las capitales del sur, mucho de la creatividad y de la extroversión que se les supone a los latinos. Creo que se podría hacer un recorrido monográfico por los excesos de la capital del Tíber. Excesos del tiempo de los romanos, de la época clásica, excesos de ayer mismo.

Voy a comentar uno que creo ajustado a esa idea de la exuberancia latina que ni es de tiempos remotos, ni cae del lado del pecado o la turbidez moral. Quiero hablarte, pensando en interesarte para que busques el lugar en tu próximo viaje a Roma. Quiero contarte algo del Barrio del Coppedè, un distrito del norte de la Ciudad Eterna que tiene el nombre de uno de los arquitectos que contribuyeron a urbanizarlo. Gino Coppedè, arquitecto, sí, escultor, también, y decorador por más señas.