Me fascinan las cuevas. Son lugares ajenos a la luz, llenos de sombras equívocas, a veces de agua y de olores muy particulares, y en las ocasiones ideales, también se dejan ver cubiertas de estalactitas y estalagmitas que les dan un aspecto evocador, como el de bóvedas policromadas y columnas de catedrales antiguas.
Si tengo que recomendarte algunas, las más conocidas de Mallorca, la del Drach, la de Artà, pero si te voy a ser sincero, prefiero la Cueva dels Hams, en mallorquín ‘de los arpones’, cerca de Porto Cristo, en la parte oriental de la isla ¿El motivo? Menos aglomeraciones de público, y unos minúsculos detalles repartidos por el suelo que te invito a descubrir, fósiles de una fauna ya desaparecida.
El paisaje interior de estas cuevas calcáreas se creó como consecuencia de las precipitaciones de agua del techo sobre el suelo. Agua cargada de carbonato cálcico, que, al correr de los siglos, fue dejando señales en forma de trazas de roca de esa composición, arriba en el techo y abajo en el suelo.
La cueva tiene un itinerario interior de unos quinientos metros más o menos, con catorce estaciones o paradas significativas, que se corresponden con otras tantas salas. Especialmente atractiva es la Sala de los Arpones donde se pueden ver estalactitas arborescentes de gran longitud y colorido. También te pido que abras bien los ojos para ver los cuasi cipreses que forman las estalactitas de la del Cementerio de las Hadas. Únicas.
Los responsables de la cueva utilizan la laguneta interior para hacer navegar a un grupo de músicos en barca mientras entonan pasajes de Mozart. El sonido envolvente del interior de la cueva hace mágica la experiencia acústica.
También se pueden disfrutar de otros espectáculos audiovisuales en el auditorio de la caverna, algunos sobre temas afines a las grutas como es el caso de las aventuras literarias de Julio Verne. Se trata de diferentes programaciones que van cambiando con el tiempo.
Me gusta mirar arriba y abajo para ver lo que son las estalactitas, sus correspondientes estalagmitas y lo que se hace con los originales juegos de luces y abajo para encontrarme con los minúsculos restos de la fauna impresa en la piedra calcárea. Y es que, para gustos, todo está escrito, hasta en piedra como las de mi Cueva dels Hams.
Ya sabes que la cueva está en Mallorca y que la isla es un destino turístico con mayúsculas. Con mucho que ver. Tanto, que tal vez necesites un cabo, un cabo con recursos sobre la isla para programar tu viaje a Mallorca.
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Cueva dels Hams, un cielo lleno de arpones para pescar una fascinación cavernosa.
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