¿Te gustan los museos del horror? No los túneles del miedo oscuros de los parques temáticos de las ‘divertilandias’ de moda, nada de los de sustos macabros de casas del miedo de postín o los aires lúgubres de los museos de cera que están más vistos que el tebeo. Me refiero a exposiciones macabras. Tétricas, macabras de verdad.

Si es así, tengo una sorpresa para ti, un descubrimiento propio. En Santillana del Mar hay un museo de ese tipo, que te dejará un mal sabor de boca y el cuerpo algo destemplado. Prepárate, te hablo del Museo de la Inquisición y de la Tortura. Un dos por uno que no olvidarás.

La exposición está situada en el mismo casco antiguo de Santillana del Mar y acoge medio centenar de instrumentos de suplicio que fueron herramientas para soltar lenguas en diferentes partes de Europa y que trabajaron a destajo entre los siglos XV al XIX, ayer mismo.

El recorrido incluye desde las clásicas guillotinas a hachas de diferentes facturas y jaulas en las que descansaron vivos, agonizantes, cabezas, cuerpos enteros o a trozos, para servir de ejemplo a los mortales de lo que podría pasar si se desviaban de la ortodoxia y de las leyes.

El museo permite un recorrido por la historia de las diferentes instituciones que se encargaron de dar garrote y toda ella está rebosante de casos y situaciones espeluznantes. Descripciones, anécdotas, curiosidades, historias reales. Te cuento:

¿Sabes lo que hacían con las mujeres que quedaban embarazadas siglos atrás fuera del matrimonio? Las rapaban y les ponían en la cabeza unas pelucas de paja, trenzas de paja las llamaban, que picaban y escocían el cuero cabelludo hasta decir basta.

Así, con ese tocado, debían presentarse las infortunadas ante la iglesia y en los días y horas de misa, para que todo el pueblo pudiera verlas y avergonzarlas. Los vagos y los vagabundos, los malentretenidos, no se quedaban atrás, les ponían unas cadenas al cuello que pesaban tanto como dolían.

En esa línea, había brazaletes, tobilleras, collares y muñequeras con púas internas para hacer doloroso cualquier movimiento del penitenciado. Instrumentos hechos por herradores, pesados, degradantes, sucios, oxidados, obscenos en su diseño y nunca precisamente a medida.

En el museo podrás ver una ‘cuna de Judas’ antigua y una ‘dama de hierro’. La primera, una especie de pirámide enmaderada en la que se colocaba al acusado para ‘darle caña’; la segunda, un tipo de sarcófago con forma de mujer en el que se encerraba al reo como en un armario, pero con puntas de hierro de puertas hacia adentro. Sólo de pensar cómo se hacía el castigo, duele.

Las brujas, adúlteras, pecadoras y demás, todas mujeres, tenían un trato especial en esto de la tortura, además de las trenzas de paja, se les ofrecía toda una panoplia para descarnarlas, desde desgarradores de pechos a cinturones de castidad para garantizar su fidelidad por la vía bruta y, de paso, todas las garantías para conseguir buenas infecciones genitales.

¿Te animas a visitar el Museo de la Inquisición y de la Tortura de Santillana de Mar? Puedes aprovechar para conocer esa hermosa villa cántabra que ya sabes lo que dicen de ella, que es la de las tres mentiras, ni es llana, ni es santa, ni tiene mar.

Organízate la visita con tiempo y con la información de valor que te sugiero que puedes encontrar para una visita a Santander en la web Hotelessantander.com, en la dirección www.hotelessantander.com.

Si accedes a este enlace, puedes ir directamente a las referencias de Santillana del Mar, pica en el link  http://www.hotelessantander.com/?page=santillanadelmar.php

Un museo del horror para pasarlo rematadamente mal.

Museo de la Inquisición y la Tortura de Santillana.
Museo de la Inquisición y la Tortura de Santillana.


Recursos para el Viaje:
Hoteles: http://www.guias.travel/ver/?city/es/santander.es.html
Vuelos: http://www.guias.travel/vuelos/
Otros lugares para visitar en Santander: http://www.hotelessantander.com/?page=quehacer.php

Autor

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona. Periodista, redactor, comunity manager e informador gráfico, residente en Las Palmas de Gran Canaria, y colaborador en diferentes medios locales de las Islas Canarias y españoles.

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