Los museos grandes, las pinacotecas famosas, las hemos visto en multitud de formatos que nos han dejado descubrir sus mejores contenidos aún antes de poner el pie en ellos y plantarnos frente a sus colecciones. Cuando lo hemos hecho, hemos reconocido al natural lo que ya sabíamos de lejos. Eso nos ha pasado con ‘La Gioconda’ y el Louvre, ‘Las Meninas’ y el Prado o con el mismo ‘Guernica’ de Picasso.

Lo que tiene visitar un museo menor del que apenas se conoce su contenido, que además nos puede hasta resultar cultural o geográficamente ajeno, es que podemos caer en la sorpresa, pasar de sorpresa de una sala a la otra, descubriendo lo inesperado. Me ha pasado un buen puñado de veces.

Y si tengo que poner un ejemplo de una de esas veces en que el descubrimiento fue ‘redondo’, lo que yo considero un acierto, debería hablarte de mi encuentro con ‘La Porteña’ y un avión singular en Luján, en el Complejo Museográfico Provincial  Enrique Udaondo de la Casa del Virrey en la ciudad de Luján a algo más de sesenta kilómetros de Buenos Aires.

Una ciudad que es conocida en toda Argentina por su Virgen de Luján, por ser un centro religioso nacional, como lo puede ser la Basílica del Pilar en España.

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Pero Luján es conocido también por tener uno de los mejores museos etnográficos de toda América, un museo que es un museo de museos, un complejo, como lo llaman. El Enrique Udaondo.

En una de sus muestras fijas está el Museo del Transporte, en el que está el avión que te decía, el hidroavión ‘Plus Ultra’ en el que Ramón Franco cruzó el Atlántico en 1929 (Sala Grandes Travesías). En el del Transporte, me topé con ‘La Porteña’ que tiene sala propia. ‘La Porteña’ fue el primer ferrocarril argentino que echó a andar en 1857.

La máquina era de segunda mano y ya venía muy baqueteada de cumplir con un cometido militar en la Guerra de Crimea. Desembarcada en Buenos Aires, la hicieron desfilar tirada por treinta bueyes por las calles como un héroe victorioso, aunque hubo que esperar a que llegara un maquinista inglés que supiera manejarla.

La Porteña’ se usó para transportar a sus viajeros desde el centro de la capital federal a los suburbios, apenas diez kilómetros. Sus vagones están llenos de historia, hicieron el último viaje de los caídos por la epidemia de la fiebre amarilla de 1871 y su traqueteo fue parte de chistes y coplas populares de todos los colores.

Dejó de funcionar en 1889 y su maquinaria auténtica se exhibe restaurada y pintada con los colores originales en una gran sala. Pasar de ‘La Porteña’ al ‘Plus Ultra’ en cien pasos es una delicia para todos los que nos gusta eso de la mecánica y los avances de la ciencia en todos sus aspectos, como el del transporte.

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Y recuerda, Buenos Aires, bien merece una visita a Luján, ‘La Porteña’ y un ‘Plus Ultra’ antes de volar… para casa.

La Porteña en su museo.
La Porteña en su museo.

Recursos para el Viaje:

Hoteles: http://www.guias.travel/ver/?city/ar/buenos-aires.es.html
Vuelos: http://www.guias.travel/vuelos/
Tours y Actividades para hacer en Buenos Aires: http://www.guias.travel/ver-tours/?Buenos-Aires/d901-ttd
Guía de Buenos Aires: http://www.viajarabuenosaires.com

Autor

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona. Periodista, redactor, comunity manager e informador gráfico, residente en Las Palmas de Gran Canaria, y colaborador en diferentes medios locales de las Islas Canarias y españoles.

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