Existen lugares históricos que el azar convirtió en escenarios míticos. Los hechos son recordados muchas veces por sus escenarios y los espacios recuperados para el reconocimiento histórico parecen trasladar a quienes los visitan. En la Capilla Sixtina, qué poco cuesta imaginarse a Miguel Ángel colgado en sus andamios…

La primera vez que entré en la Sala del Juego de la Pelota de Versalles me vino a la memoria el cuadro de Jaques-Louis David, el del Juramento de la Sala del Juego de la Pelota. Ya sabes, donde los miembros del Tercer Estado se conjuraron en junio de 1789 para llevar adelante sus exigencias revolucionarias, las de la Revolución Francesa.

El rey Luis XVI había impedido una nueva reunión de los Estados Generales de Francia por sus implicaciones desestabilizadoras para la monarquía. El motivo que había dado el rey para no convocar la asamblea era el una absurda redecoración del parlamento. El Tercer Estado, el que representaba a las clases populares, decidió constituirse en asamblea y jurar lealtad a sus proclamas en el primer lugar de grandes dimensiones que encontraron, la Sala del Juego de la Pelota de Versalles.

La sala se ha convertido con el tiempo en un referente de la historia de Francia. Un país que tanto cuida de su memoria y de sus lugares históricos. La sala es visitable, está situada como es de esperar en la calle Jeu de Paume, en el barrio de Sant Louis de Versalles, en Yvelines.

El recinto es ahora un lugar luminoso, muy bien arreglado que está lejos de la oscuridad y del ambiente opresivo y tenso que muestra la escena del cuadro de David. Para comparar, sólo hay que ver la gran reproducción que se deja ver en el fondo de la sala.

Se le llama Sala del Juego de la Pelota fue una cancha deportiva construida en el siglo XVII por el rey Luis XIV aunque con una finalidad inicial recreativa, su primer diseño buscaba un espacio en el que jugar a ‘juegos de azar’, entre los que se incluía los de raqueta (un rudimentario tenis), muy populares entre las clases nobles que vivían en el entorno palaciego de Versalles.

Un público que por su condición rehuía del trabajo físico y que sólo aceptaba determinados entretenimientos ‘deportivos’ por considerarlos a la altura de su estatus social. Los juegos de mesa, de habilidad y de raqueta tuvieron su momento entre las paredes de esta sala lúdica.

Dimensiones

La sala tiene 29 metros de largo por 10 de ancho. Las paredes estaban pintada originariamente de negro para hacer más visible las pelotas. El techo era azul y decorado con lirios. También en un primer momento hubo unos pocos asientos para que el público pudiera seguir el juego.

En tiempos de la restauración monárquica francesa, el sitio histórico fue aceptado como un espacio que simbolizaba la reconciliación nacional. Pero en tiempos de Napoleón III llegó a convertirse en un garito de juego donde los oficiales de la Guardia jugaban a las cartas. Ese uso, algo perverso, también fue simbólico.

Sin embargo, fue con la Segunda República, tras la conmemoración del primer centenario de la Revolución Francesa, en 1883, cuando la Sala del Juego de la Pelota recuperó su valor como escenario glorioso. En 1879 se restauró la sala, se añadieron columnatas, bustos, alguna placa o lápida y toda la escenografía clásica que se consideró apropiada.

Hoy, la Sala del Juego de la Pelota es un monumento protegido del patrimonio francés cuyo contenido fue renovado coincidiendo con el bicentenario de la Revolución Francesa en 1989 y actualizado al nivel de la calidad museística que se le exige a un lugar de su importancia histórica.

Ya lo sabes, la Sala del Juego de la Pelota está ahí para que la visites, para que ese escenario histórico te traslade. Si quieres, puedes ver algunas de las excursiones en los alrededores de París que te ofrece el portal Viajaraparis.com y en el que se incluye una visita a Versalles guiada y comentada. Pica en este enlace para ver todos los detalles.

Versalles y un mito con pelotas.

Sala del Juego de la Pelota.
Sala del Juego de la Pelota.
Autor

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona. Periodista, redactor, comunity manager e informador gráfico, residente en Las Palmas de Gran Canaria, y colaborador en diferentes medios locales de las Islas Canarias y españoles.

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