Hace años visité Lucca, una ciudad mediana, de calles estrechas, medieval y renacentista, rodeada con una monumental muralla y situada a unos ochenta kilómetros de Florencia. Y, aunque no te lo creas, lo hice pasando precisamente por Florencia, pero sin parar en ella ¿Un pecado? Tal vez. Pero la experiencia de visitar Lucca me cautivó. Para mí, primero fue Lucca y luego, más tarde, Florencia.
Lucca es más pequeña, más ‘manejable’, se deja ver mejor que Florencia en un viaje de verano en pleno mes de agosto, llena de turistas que acuden a los mismos lugares y a las mismas horas.