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Berlín

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Dresde, seguro que lo recuerdas, es una ciudad alemana que fue arrasada por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, mucho de la viejas construcciones se ha perdido, pero muchos edificios se reconstruyeron, se recrearon o fueron simplemente sustituidos por construcciones eclécticas en un mal llamado barroco sajón. Pero lo que no pudo llevarse la destrucción fue el espíritu cultural y las colecciones de arte mueble que escaparon a la furia de la guerra.

Marzahn-Hellersdorf es un distrito de Berlín fusionado en 2001 entre los antiguos de ambas denominaciones. La zona es urbana y residencial, pero, como le sucede a otras de la capital alemana, tiene una buena oferta de verde, parques, jardines y zonas boscosas con agua en arroyos y lagunas estancadas que le dan una singularidad que abren al visitante más oportunidades de ocio, entretenimiento y deporte para una visita a Berlín. En modo taquigráfico, me propongo ofrecerte cinco de esas apuestas lúdico-festivas para un viaje a Berlín de verano. Toma nota:

Brandenburg an der Havel es una  población alemana situada a 86 kilómetros de la capital Berlín y sobre el curso homónimo, el río Havel. Es la típica ciudad alemana que acoge a un nutrido flujo de visitantes nacionales y extranjeros por su importante patrimonio arquitectónico, por sus edificios medievales.

Y es que, a diferencia de muchas otras poblaciones germanas, salió relativamente bien parada de la Segunda Guerra Mundial. La guerra respetó algunos de sus edificios más interesantes.

En una visita a Berlín hace unos años, busqué tiempo para acercarme a la ciudad de Dresde, total eran menos de dos horas en coche y merecía la pena lo que unos amigos me pidieron con ganas que viera, sabiendo como saben de mis gustos por lo exótico. Bueno, por lo no habitual, que no siempre es lo mismo.

La meta era la Grüne Gewölbe, la Bóveda Verde de Dresde, una exposición permanente y pintoresca que, después de verla, me supo a una historia hecha de trozos en muchos sentidos.

Te voy a contar tres anécdotas curiosas de Berlín que no creo que aparezcan en ninguna de las guías de viaje al uso, porque son cosas que tienen que ver con lo cotidiano de sus ciudadanos y que creo que tampoco resultan un atractivo en sí mismo del que se puedan sentir orgullosos los berlineses.

Pero que quieres que te diga, a mí me parecen como el color, o si quieres, como la pimienta, que da el tono con el que se disfruta una visita a un lugar que no nos resulta familiar. Retazos que ofrecen ironía, equívocos y un forzar las cosas que le dan vidilla al lugar que visitamos y que nos lo hacen ver de otra manera.

Soy cafetero y hasta hago profesión de ello. Me encanta visitar ciudades y acudir a los lugares donde se sirve, o dicen que sirven, los mejores cafés y saborearlos. Esa es mi parte cafetera de los viajes.

Conozco cafeterías de altos vuelos pero con cafés mediocres prensados y pensados para turistas, pero también muchos tugurios a los que sólo se acerca la gente de los barrios con cafés que quitan el ‘sentío’.

Cafés arábicos expresso excelentes y tirados con mucho tino, con dos bajadas de pistón, ya sabes, a la italiana, para oxigenarlos y extraer todas sus esencias, aromas y sabor.

Berlín tiene infinidad de museos y una actividad cultural tan intensa y variada que podría decirse que la ciudad duerme sobre los laureles de su arte. Y los turistas que la disfrutan.

Una oferta cultural que puedes encontrar fácilmente en los contenidos del portal Viajaraberlín.com en la dirección http://www.viajaraberlin.com/, te la recomiendo.

Pero, lejos de la cultura y el arte más académico y oficial, hay toda una serie de exposiciones que abren un hueco en la ciudad de Berlín, no tanto a lo popular, como a lo que yo llamaría, populachero. Exposiciones, museos que valoran los turistas con menos pretensiones o que ofrecen alternativas a los que buscan encontrar algo original, fuera de lugar o chocante.

El Trabant fue un coche utilitario oficial producido en la Alemania Democrática entre 1957 y 1991 que representó un máximo en la producción industrial de aquel país. Hoy es pieza de coleccionistas y centro de todo un delirio del tuneado de coches raros que fascina a muchos aficionados a las cuatro ruedas.

Un coche pequeño, diminuto, con líneas antiguas que, en teoría, tenía capacidad para cuatro adultos, y que era la risa de los alemanes del oeste. El utilitario Trabant era todo un prodigio de la contaminación y de la ineficiencia técnica, producía entre cinco y nueve veces más contaminantes que un coche normal de su tamaño en Occidente y, por si fuera poco, su consumo de combustible era privativo.

En cualquier lugar que sea destino turístico siempre hay lugares que no puedes dejar atrás, todas las guías te lo dicen, es lo que se podría considerar una ruta o recorrido clásico. Sin embargo, siempre hay otros lugares con su encanto que también pueden resultar de interés.

Esas visitas a lo poco frecuente me encantan. En Berlín, una de mis ciudades preferidas, por ejemplo, tengo mis lugares básicos alternativos. Suena bien, sí. Lugares básicos alternativos. Tan alternativos como los alojamientos con encanto que he encontrado en la web Viajaraberlin.com. Pica aquí para echarles un vistazo.

Reichstag Wikipedia Creative Commons by Cezary PiwowarskiBerlín es una ciudad renacida de sus cenizas, las humeantes de las de la Segunda Guerra Mundial, que le dejaron cicatrices imborrables, pero también las de las de la Reunificación Alemana, que la volvió a convertir, no sin esfuerzo, en una sola ciudad con identidad recuperada.

Sí, Berlín, es una ciudad nueva, pero eso no devalúa su patrimonio. Siempre hay rincones que resultan evocadores de su largo y convulso pasado. Sólo hay que seleccionarlos, buscarlos y encontrarlos. Por ejemplo, con los medios que propone una guía de servicios para Berlín, Pica aquí.