El Árbol de Diana es una maravilla natural, un coloso de la naturaleza, que crece en un parque al oeste de París, en la distrito de Yvelines y a dos pasos de Versalles y sus palacios. Se trata de un sicomoro plantado por una de las cortesanas favoritas del rey francés Enrique II, Diana de Poitiers. De ahí su nombre.
El edificio del Ayuntamiento de Versalles tiene un encanto especial, una distinción formal a la que no fue ajena la existencia de los grandes palacios de la ciudad a los que se quiso imitar.
Pièce d’eau des Suisses, la Parte de Agua de los Suizos, es una enorme extensión de aguas retenidas situadas en un estanque a cielo abierto en el lado sur del Palacio de Versalles. Recuerda el nombre de quienes excavaron el lugar para crear la balsa de agua, miembros de un regimiento de guardias suizos del rey Luis XIV que lo completaron entre los años 1679 y 1684.
Versalles te ofrece un museo, una exposición única, que literalmente te tocará las narices. Se trata de la Osmoteca, una biblioteca de perfumes en la que podrás encontrar aromas históricos, perfumes de reinas y de emperadores, olores que te llevarán a un mundo de esencias.
El Gran Salón de los Espejos del Palacio de Versalles fue para muchos científicos -y algún que otro charlatán de turno- una verdadera subida a los altares de la ciencia. Y es que ese era el lugar elegido por los reyes absolutos de Francia para ver las últimas novedades de la ciencia de su reino.
Existen lugares históricos que el azar convirtió en escenarios míticos. Los hechos son recordados muchas veces por sus escenarios y los espacios recuperados para el reconocimiento histórico parecen trasladar a quienes los visitan. En la Capilla Sixtina, qué poco cuesta imaginarse a Miguel Ángel colgado en sus andamios…
Versalles acoge cuatro museos curiosos fuera de su palacio, muy diferentes entre sí, muy distantes en sus conceptos expositivos y en sus filosofías, unos públicos, antiguos y con un patrimonio heredado pintoresco, y alguno privado y muy especializado. Me refiero a los museos de la Historia de Francia, el de Carruajes, el de Lambinet y el de la Osmoteca, que tiene un fondo de perfumes muy sugerente. Te cuento algo sobre ellos:
Francia es un país lleno de palacios, palacetes y casas de campo que se reparten por toda la geografía rural. Pero yo destacaría los de las ciudades de las cercanías de París donde vivió una nobleza que quería aislarse del mundanal ruido, pero que, al mismo tiempo, quería estar cerca de la corte.
Versalles es una localidad de algo menos de cien mil habitantes situada en las cercanías de París. Es mundialmente famosa por su Palacio de Versalles, lugar histórico de muchos de los acontecimientos del devenir de Francia a lo largo de los tiempos y residencia de la realeza. En el Palacio de Versalles vivió una nobleza cortesana, diletante que vivía para entretenerse e intrigar. Si las paredes del Palacio de Versalles pudieran hablar, nos asombrarían.
La Galería de los Espejos del Palacio de Versalles, a la que algunos entusiastas llaman la Gran Galería, es una estancia de decoración exuberante y fabulosa que tenía como único sentido maravillar a los visitantes que acudían a palacio.
Si me preguntaran cuáles son mis ciudades favoritas, sin duda alguna, me vendría inmediatamente a la mente la colosal ciudad de París, uno de los lugares más especiales y hermosos que he visitado, el cual posee un ambiente muy singular. Quizás por éstos y otros muchos motivos la ciudad de las luces ha sido escenario de multitud de películas que todos conocemos y es algo muy frecuente al visitar la ciudad el toparse con un rodaje (bien sea de una película, serie o spot) en plena la calle.