La Catedral de Málaga lleva trabado un mote popular, como no podía ser menos en Andalucía donde quien no tiene apelativo es porque lo espera. A la Catedral de Málaga, la llaman La Manquita, porque sólo tiene una torre, la del lado norte, la opuesta, en el sur, tenía que haberse construida a finales del siglo XVIII, pero nunca se iniciaron las obras. A finales del dieciocho, el edificio había visto detenida las ampliaciones durante mucho tiempo y, para cuando se dispuso de los recursos económicos, al dinero se le dio otro uso.
Una placa situada en la base del arranque de la torre recuerda que los fondos fueron empleados en 1782 para financiar a los rebeldes americanos enfrentados a los ingleses en las trece colonias de lo que luego serían los Estados Unidos. La Manquita de Málaga quiso ser revolucionaria.