La ciudad de Chartres tuvo a su servicio una serie de edificios ubicados pared con pared que se utilizaron para usos públicos y comunitarios que no pudieron ser más diferentes entre sí. Es la Enclos de Loëns, el Recinto de Loëns o también la conocida como Despensa de Loëns.
Las vidrieras de la Catedral de Chartres son un monumento a la capacidad humana de innovar y a la de armar ilusiones y esperanzas por una causa. Cristales que cuentan historias santas, pero que también esconden otras menos nobles. Vidrios decorados con un azul imposible que son testimonios de una revolución que cerró tinieblas y abrió luz y color para un nuevo tiempo y una nueva fe. Así te lo cuentan los cristales de Chartres.
La Iglesia de Saint-Aignan es un conjunto religioso poco conocido de Chartres, no digo que sea parte del patrimonio menor, sino menos visible. Qué duda cabe que esa diferencia se debe a la extraordinaria fama de la catedral que desde el primer cristianismo atrajo a peregrinos de toda Europa por conservar una reliquia, el famoso manto de la Virgen María.
Chartres es una ciudad cercana a París con un extraordinario patrimonio histórico que está trufado con medio centenar de zonas verdes urbanas o periurbanas que forman parte indisoluble de su atractivo.
Cuando pensamos en viajar a nuestro país vecino Francia nos viene inmediatamente a la cabeza su imponente y atractiva capital, que sin duda es uno de los lugares más visitados del mundo. Sin embargo, el país galo esconde un sinfín de lugares preciosos repartidos por toda su geografía, de norte a sur y de este a oeste.
Chartres es famosa por su catedral arrebatadoramente gótica, impresionante, con sus agujas de te llevan la mirada al cielo y vidrieras de colores que en días soleados de verano te abren esa mirada a brillos y tonos difíciles de olvidar.
Pero Chartres, además de su casco antiguo y de las casonas y mansiones de su comarca tiene entre sus calles dos curiosidades que no me resisto a proponerte que veas para que incluyas en tu tour de Chartes particular.