Ladispoli fue un lugar residencial en la costa del norte de Roma para las familias romanas de la antigüedad, la jetset de la época de Julio César. Hoy se la aprecia por los vestigios de aquel tiempo y por algo curioso, por las arenas negras de su playa, que la siguen poniendo en el mapa para las escapadas de verano más familiares en la Ciudad Eterna.
Las gentes de otros tiempos se las ingeniaban de mil maneras para hacer que la geografía, a falta de otras condiciones ventajosas, jugara a su favor. En tiempos convulsos, en épocas de razzias y rapiñas, la protección de un río, de un lago, vivir en lo alto de una montaña, podían ser la diferencia entre la seguridad y el caos, entre la vida y la muerte.
Cerca de Roma, a poca distancia de la localidad de Cerveteri, se extiende un cementerio etrusco de proporciones colosales, el de Banditaccia. La Necrópolis de Banditaccia es la localización de enterramientos colectivos antiguos más grande de todo el Mediterráneo.
La localidad italiana de Cerveteri es muy conocida por sus restos etruscos, anteriores al esplendor de Roma. Se trata de un conjunto de tumbas excepcionalmente bien conservadas en unas pocas necrópolis. Pero Cerveteri y otras localidades de su término municipal le ofrecen al viajero atento una verdadera colección de iglesias románicas y más cercanas en el tiempo que albergan un patrimonio que está también ahí para ser descubierto.