La terraza de los Jardines del Pincio es uno de esos lugares ideales de Roma en los que disfrutar de las puestas de sol. Un lugar romántico en el que también es posible descubrir infinidad de detalles. Desde la calidad de las especies que pueblan sus jardines, a un curioso reloj de agua con mucha fama, pasando por el famoso obelisco antiguo. ¿Te apuntas?

Los Jardines del Pincio son antiguos. El nombre del lugar proviene de una antigua villa que se levantaba en el sitio y que pertenecía a la familia de los Pincii. Allá por el siglo IV. Con el tiempo, el espacio de la colina acabó por convertirse en parte del viñedo del Monasterio de Santa María del Popolo.

El aspecto que tienen los Jardines del Pincio en la actualidad se corresponde con la última gran intervención y uso del lugar, la del siglo XIX, cuando se organizó como jardín. La idea de convertirlo en jardín partió del mismo emperador Napoleón Bonaparte que encargó al arquitecto italiano Giuseppe Valadier la creación de un espacio ajardinado al estilo clásico.

La remodelación se desarrolló entre los años 1810 y 1818 y supuso un cambio de concepto con respecto a los tradicionales jardines en terraza romanos. Si bien es cierto que cualquier visitante puede disfrutar de los jardines en cualquier momento del año, también es verdad que son los bustos conmemorativos, las esculturas de personajes italianos y europeos de todos los tiempos, uno de los atractivos de las calles los Jardines del Pincio.

En total, hay 228 esculturas, algunas en perfecto estado de conservación, otras, muy deterioradas, desafían al tiempo y al olvido. En algunos casos, lo que faltan son las narices de los representados, en otros, el problema es la mano de pintura que han añadido a lo largo del tiempo los grafiteros de turno. Sea como sea, el servicio de mantenimiento de los Jardines del Pincio hace todo lo que puede para limitar el impacto de estos desmanes.

Obelisco y reloj

Hablemos del famoso obelisco y del reloj de agua de los Jardines del Pincio. El obelisco está situado en el centro de los jardines y se cree que es una copia romana del siglo II encargada por el emperador Adriano como homenaje a un amigo muerto. Y amante. Llamado Antinoüs. El obelisco fue erigido en la Villa de Adriano en el Tívoli pero el papa Pío VII lo trajo a los Jardines del Pincio en 1822.

Un reloj de agua de los Jardines del Pincio fue construido en 1867 por el dominico padre Giovanni Embriaco. El reloj fue una de las atracciones de la Exposición Universal de París celebrada en el mismo año. Tanta fama alcanzó el reloj en su momento, que una copia del aparato se acomodó en los Jardines del Pincio, que es el que se puede ver entre los jardines. Está situado en el Viale del Reloj.

Pero, como te decía, lo más atractivo del parque tal vez sean las vistas panorámicas de la ciudad desde la balaustrada de la Terraza del Pincio en la Piazzale Napoleone I, que se extiende a lo largo de la Piazza del Popolo y, sí, la puesta de sol en el lugar a la caída de la tarde. Ojo que para acudir a esa hora marcada, hay congestión. Sobre todo en los días de verano y vacaciones.

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Jardines del Pincio.
Jardines del Pincio.
Autor

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona. Periodista, redactor, comunity manager e informador gráfico, residente en Las Palmas de Gran Canaria, y colaborador en diferentes medios locales de las Islas Canarias y españoles.

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