La Plaza Rembrandt de Ámsterdam, conocida en la lengua local como la Rembrantplein, es un lugar siempre lleno de actividad en el centro de la capital holandesa.

Hoy, este espacio ciudadano es una referencia para vecinos y para turistas por sus tiendas, por sus originales restaurantes y por los locales de ocio. Sin embargo, tres siglos atrás, la plaza era un mercado público en el que se compraban y vendían lácteos. Mucho ha llovido desde entonces.

Lácteos y mantequilla, por esa razón en sus orígenes al lugar se lo conoció como Botermakt, Mercado de la Mantequilla. Este lugar de ventas público se estableció en 1668 y surgió a partir de los restos del antiguo puerto de Ámsterdam.

La zona se mantuvo sin cambios en sus dos primeros siglos, pero hacia la mitad del siglo XIX, comenzaron a instalarse en su perímetro hoteles, restaurantes y tiendas de todo tipo. El incremento de la población de la ciudad convirtió el sitio en un lugar muy popular para la reunión de jóvenes.

La plaza está ahora dedicada a Rembrandt, el pintor, que fue reconocido como uno de sus artistas más importantes de los Países Bajos, sobre todo, después de que Bélgica se separó de Holanda. Una estatua del pintor está situada en un lugar destacado en la plaza para recordarlo.

La escultura del pintor fue creada en hierro fundido y representa la imagen del artista en una pose bastante informal. Poco ha cambiado en la Plaza Rembrandt desde hace siglo y medio. Si acaso, ha aumentado el número de locales dedicados a bares, tiendas y restaurantes. En la plaza, y esto es una curiosidad del lugar, hay varias fábricas de diamantes, y algunas de ellas ofrecen visitas guiadas.

Tiempo atrás, la Plaza Rembrandt llegó a acoger no pocos establecimientos de baja nota. De los más sórdidos de Ámsterdam. Sin embargo, éso ya corresponde al pasado. Un edificio singular, el del Grand Café l’Opera es conocido mundialmente por su fachada de estilo modernista y por sus interiores en la misma línea.

En la misma plaza, el Café Schiller y en Café Real de Kroon son igualmente conocidos por sus menús de inspiración internacional. La Brasserie Schiller, que está pared con pared del Café Schiller, es otro conjunto modernista con más de cien años.

Su decoración es soberbia, decorado como está con paneles de vidrio grabados al agua fuerte y con unas claraboyas de cristal de colores que llaman poderosamente la atención. La Brasserie Schiller sirve comidas tradicionales holandeses y, sólo por esa razón, hay que incluirla en cualquier ruta para ver Ámsterdam.

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Plaza Rembrandt.
Plaza Rembrandt.
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Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona. Periodista, redactor, comunity manager e informador gráfico, residente en Las Palmas de Gran Canaria, y colaborador en diferentes medios locales de las Islas Canarias y españoles.

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