La imagen que tenemos los que hemos visitado Londres es la de un río Támesis que discurre plácido, tranquilo y en su nivel, siempre en el mismo nivel. Más que una frontera urbana, el Támesis es un espacio más de la ciudad.
El río Támesis es uno de los atractivos principales de la ciudad de Londres. Forma parte de su naturaleza. La ciudad nació en una planicie regada por el río y vivió conectada con sus aguas. Sus puentes más que saltar el río lo abrazan, uniendo distritos y entrelazando el callejero.
El Támesis es el río más largo de Gran Bretaña, con 346 kilómetros, todos lo conocen por su tramo más urbano, el que atraviesa Londres y se deja pasar por más de cuarenta puentes, pero pocos visitantes que acuden a la capital se les ocurre buscar el lugar de nacimiento en la campiña del Condado de Gloucestershire, o como mínimo, ir aguas arriba para verlo más salvaje, turbulento y agresivo.
Pero en vez de proponerte acercarte a las fuentes del Támesis, prefiero indicarte una parte del río igualmente natural y con un atractivo especial, extensa para que disfrutes de una visita programada a tu aire, te propongo una visita al Estuario del Támesis.
Londres es una ciudad llena de contrastes. Tenemos un Londres estereotipado, clásico, típico, como cualquier ciudad europea con tradición; pero también podemos disfrutar de una ciudad por sus oportunidades de ocio, por los eventos que se darán cita, los periódicos o los extraordinarios, una ciudad para vivirla siguiendo el hilo argumental que guía nuestros gustos más personales.
Sólo hay que investigar un poco para dar con la medida de Londres a nuestra talla. Lo mismo se puede decir de los gustos por los lugares en los que alojarse cuando se viaja fuera.