La Iglesia de San Pietro in Vincoli de Roma (San Pedro Encadenado) está dedicada al apóstol de Cristo que fue encarcelado y encadenado en la Ciudad Eterna y en Jerusalén. Las cadenas de su presidio se conservan en la misma iglesia en un relicario justo delante del altar mayor. Sin embargo, el templo es más conocido por la estatua de Moisés de Miguel Ángel que hizo el artista para la tumba del papa Julio II.

A San Pietro in Vincoli se la conoce también con la denominación de Basílica Eudoxiana después de que Licina Eudoxia, esposa del emperador Valentiniano III (425-455), se hiciera con las cadenas de San Pedro, con los dos juegos, con las que se le retuvo preso en Jerusalén y en Roma. Muchos visitantes creen por este motivo que la iglesia fue construida en el siglo V. Sí, para guardar la reliquia.

Pero no es así, el templo es mucho más antiguo. Inicialmente estuvo dedicado a San Pedro y San Pablo. San Pietro in Vincoli fue dañada en el siglo VI durante la invasión de los ostrogodos y reparada por el papa Pelagio I. Más tarde sería rehabilitada en épocas sucesivas, por ejemplo, en el siglo VIII y en 1475 en que resultó parcialmente reconstruida.

Una historia encadenada

En el siglo V, Juvenal, obispo de Jerusalén, dio las cadenas que se decían que pertenecieron al encadenamiento del apóstol Pedro. Posteriormente, Eudoxia, enviaría las cadenas a su hija en Roma y ésta se las entregó, a su vez, al papa León que, finalmente, las colocó en la Iglesia de San Pietro in Vincoli. De acuerdo con una leyenda medieval, las cadenas del presidio de Pedro en Jerusalén y en Roma, en Mamertina, se unieron finalmente de manera milagrosa. Los trozos de cadenas unidos están en la actualidad en el interior de un relicario de oro.

El Moisés de Miguel Ángel

Como te he contado, la visita estrella de la iglesia es la tumba de Giuliano della Rovera, quién se convertiría en papa en 1503 con el nombre de Julio II. Apenas dos años después su toma de posesión, el papa le pidió a Miguel Ángel que viniera a Roma para trabajar en su tumba. El papa quería que la estructura mortuoria se colocara justo debajo de la cúpula de la nueva Basílica de San Pedro.

El diseño de Miguel Ángel incluía 40 estatuas de mármol y, para ello, se desplazó a Carrara con el fin de seleccionar los mejores bloques de piedra. Sin embargo, en 1508 al papa le pidió al artista que dejara las esculturas para centrarse en la decoración de la Capilla Sixtina. A regañadientes, Miguel Ángel aceptó parar la obra de la tumba. Apenas había terminado la pintura de la capilla, cuando Julio II murió.

Como los papas sucesores no estaban por la labor de que el maestro se dedicara a la tumba de un predecesor y a no dedicar tiempo para atender sus encargos, Miguel Ángel sólo pudo trabajar en ella de manera esporádica.

Cuando Miguel Ángel murió en 1564, sólo cinco esculturas de las 40 estaban terminadas. Son las correspondientes a Moisés, Lea, Raquel y los dos esclavos moribundos. No se sabe con exactitud qué escultura debería haber ido en el centro de la composición, pero se cree que en ese lugar debía haber estado una imagen de Julio II entre las figuras de Cristo y de Moisés. En cambio, las estatuas situadas sobre Moisés fueron esculpidas por aprendices del taller de Miguel Ángel. Sin embargo, la figura tumbada de Julio II pudo perfectamente haber salido de la mano del artista, aunque, en ésto, los expertos siguen divididos.

La escultura del Moisés llama la atención de los visitantes de la iglesia, no sólo por estar en posición central, sino por su representación tan cautivadora. Incluso, se dice que Miguel Ángel consideraba a la imagen como una de sus mejores obras. Una leyenda asegura que al maestro le pareció tan real que en un momento dado le incitó a hablar y como no respondió, e indignado, le lanzó un martillo. La muesca que se puede ver en una de las rodillas del Moisés sería el lugar donde golpeó fortuitamente el martillo.

Un detalle curioso más. Los extraños cuernos que se pueden ver en la cabeza de la figura son el resultado de una mala traducción de las Sagradas Escrituras que se refieren a unas prominencias características en la frente. Hoy sabemos que la traducción correcta serían algo así como fulgor irradiado y no cuernos.

El techo curvo de la nave central de la iglesia fue colocado en 1706. La magnífica pintura del techo, una obra de Giovanni Battista Parodi, representa el Milagro de las Cadenas. Flanqueando la nave hay dos filas de diez columnas dóricas muy sólidas que probablemente se sacaron de una antigua terma o de un templo romanos. Cerca del altar, en el lado izquierdo de la iglesia, está la tumba del Nicolás de Kues, un teólogo alemán, que mucho antes que Copérnico, en 1440, se dio cuenta de que la Tierra no era el centro del Universo.

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Iglesia de San Pietro in Vincoli.
Iglesia de San Pietro in Vincoli.
Autor

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona. Periodista, redactor, comunity manager e informador gráfico, residente en Las Palmas de Gran Canaria, y colaborador en diferentes medios locales de las Islas Canarias y españoles.

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