¡Qué bien se lo montan los escoceses para promocionar su tierra! Te lo digo con conocimiento de causa.., y efecto. En los años treinta del siglo XX, cuando la Gran Depresión asolaba el país, se sacaron de la manga un monstruo lagunar. Sí, efectivamente, el Monstruo del Lago Ness que de vez en cuando se deja ver cuando los ciclos del turismo de masas se desinflan. Lo de Nessie viene de lejos.
En un lugar de lo más concurrido de la ciudad de Edimburgo, los ciudadanos de cierta edad a los que les gusta figurar o llamar la atención y no pocos turistas advertidos harán por carraspear para sacar un escupitajo y manchar el suelo. Un gesto cargado de cierta autoridad y nobleza.
¿Nobleza escupir en el suelo? Pues sí, un gesto que allí no se considera falta, que no está penado por las ordenanzas municipales y que se puede decir que pone una nota continuista a una tradición de siglos. Pero no vale escupir en cualquier lado, de lo que se trata es de tirar a dar sobre el Corazón de Midlothian con desdén y flema escocesa.
A nosotros, las gentes del sur, los que tenemos como horizontes el Mediterráneo y las costas más cálidas del septentrión de Europa; los viajes al frío eterno y a los climas lluviosos de las tierras del norte, del verdadero norte europeo, nos seducen. Bueno, sólo para disfrutarlos por un corto periodo de tiempo en la confianza de que regresaremos con recuerdos y agradables descubrimientos y experiencias de viaje a nuestros tiempos soleados.