A nosotros, las gentes  del sur, los que tenemos como horizontes el Mediterráneo y las costas más cálidas del septentrión de Europa; los viajes al frío eterno y a los climas lluviosos de las tierras del norte, del verdadero norte europeo, nos seducen. Bueno, sólo para disfrutarlos por un corto periodo de tiempo en la confianza de que regresaremos con recuerdos y agradables descubrimientos y experiencias de viaje a nuestros tiempos soleados.

Destinos para vivir esa experiencia de climas diferentes los hay a decenas, pero a mí, particularmente, el que me atrae es Edimburgo, capital de Escocia. Edimburgo y un extra natural, la isla de Arran un pequeño ‘paraíso boreal’. Referencias de viajes que podrás encontrar en la web Viajaraglasgow.com. Para acceder a ella, pica aquí.

Pero en verano, Edimburgo es un encanto, aunque las noches son frescas, muy frescachonas. La ciudad, por decirlo de alguna manera, está dividida en dos, la vieja, que es relativamente antigua, y la nueva, que no es de ayer. Son la Old Town,  con unos pocos vestigios posteriores al siglo XII y muchos del XV y XVI, y la New Town, construida a partir del siglo XVIII. Ambas fueron declaradas patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1995.

En la Old Town destaca el Castle Rock fortaleza medieval levantada sobre un volcán apagado que sobresale 75 metros sobre Edimburgo. Allí, es posible encontrar otro monumento antiguo digno de una visita, la St. Margaret Chapel, ermita altomedieval construida en piedra volcánica del lugar.

¿Un lugar para disfrutar de Edimburgo de verdad? La Royal Mile, calle histórica de una milla de cuerda que acoge la vieja arquitectura del Old Town, comercios, pubs y restaurantes que  son un atractivo singular. La ida por una acera y el regreso al punto de partida por la otra roza los 3,5 kilómetros. Una actividad recreativa ¿o deportiva? Bromas aparte, merece la pena.

Como merece la pena perder el tiempo en una escapada de Edimburgo para acercarse a la comentada isla de Arran, para ganar con lo que la naturaleza nos ofrece en esas latitudes. Sobre todo, horizontes costeros y marítimos que poco tienen que ver  con los de nuestras miradas al mar de casa.

De Arran, dicen que es una pequeña Escocia, en la que se pueden descubrir los climas y paisajes escoceses, todos concentrados. Y tanto, porque la isla apenas tiene 30 kilómetros en su eje más largo y la mitad en el corto.

Tiene mucho de los Highlands escoceses, recuerda a valles que ya se han visto en el viaje en autobús desde Edimburgo en demanda de la isla y su soledad es, además, el trasunto de la forma de habitar estas tierras del norte de Gran Bretaña.

¿Qué ver en Arran? Yo aconsejo ver dos lugares con encanto: El Castillo de Brodick, fortaleza defensiva de la isla junto a la población homónima y el Pico Goatfell, en una corta escapada de senderismo desde Corrie para ver desde arriba la Fiordo de Clyde en un día despejado de verano.

Para los más deportistas, recomiendo un encantador itinerario circular sobre el perímetro de la isla de Arran en bicicleta de montaña. Para organizar una vista a Arran y ver esa opción en bici, un apartado de la citada web Viajaraglasgow.com, pica aquí para acceder a los contenidos.

Edimburgo y el extra de un paraíso boreal.

Edimburgo Flickr Creative Commons by Daniel Duce
Una vista de Edimburgo con su Castle Rock al fondo.

Recursos para el Viaje:

Hoteles: http://www.guias.travel/ver/?city/gb/glasgow.es.html
Vuelos: http://www.guias.travel/vuelos/
Tours y Actividades para hacer en Glasgow: http://www.guias.travel/ver-tours/?Glasgow/d740-ttd
Guía de Glasgow: http://www.viajaraglasgow.com

Autor

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona. Periodista, redactor, comunity manager e informador gráfico, residente en Las Palmas de Gran Canaria, y colaborador en diferentes medios locales de las Islas Canarias y españoles.

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