De las murallas romanas de Londres se conserva muy poco, pero lo suficiente para ser un significativo testimonio de una época remota en la que Londinium, el viejo Londres imperial, se convirtió en una pieza estratégica de primer orden al borde del Támesis. Para descubrir sus restos hay que ponerse en el papel de Sherlock Holmes y caminar callejero arriba, callejero abajo ¿Te apuntas?

Las murallas romanas de Londres fueron los límites de la ciudad medieval y se mantuvieron en su lugar hasta el siglo XVIII. Los restos que han sobrevivido se pueden ver entre los modernos edificios del centro de la capital británica.

No se sabe con exactitud la fecha de su construcción, pero se cree que fue edificado a finales del siglo II o principios del III, unos ochenta años después de que se construyera la fortaleza defensiva de la ciudad que fue levantada en el 120. Las murallas romanas de Londres se convirtieron en uno de los últimos grandes proyectos constructivos de los romanos. Se sabe también que se fue ampliando hasta finales del siglo IV antes de que los romanos abandonaran las Islas Británicas en el año 410.

La construcción de las murallas romanas de Londres puede haber sido motivada por el miedo a las consecuencias de la invasión de la Muralla de Adriano en el norte del país por parte de los pictos en el año 180. Aunque también se cree que pudiera haberse levantado como consecuencia de la crisis política surgida a finales del siglo II después de que el segundo gobernador de Britania, Clodio Albinus, reclamara sus derechos de sucesión como emperador de Roma.

Finalmente, Albinus fue derrotado en Lugdunum (la actual Lión, en Francia) por su rival Septimio Severo, en el año 197. Las campañas de Severo en Escocia y la protección que ofrecieron las murallas romanas de Londres alentaron el desarrollo económico de Londinium a principios del siglo III.

Murallas en su justas medidas

Las murallas romanas de Londres tenían cinco puertas que fueron seis en tiempos medievales. Las murallas tenían una longitud de 3,2 kilómetros, cerraban un área de 130 hectáreas, sus muros tenían un ancho de entre 2,5 metros y 3 metros y una altura de 6 metros. Frente a la muralla, había un foso de dos metros de profundidad y cinco metros de ancho y la estructura contaba con 22 torres cada una separada por 64 metros de pared. En el 280, se le añadió un muro en la zona de la ribera del río Támesis después de que piratas sajones atacaran la ciudad en el 280.

Se conserva un fragmento original de las murallas romanas de Londres cerca de la estación de metro de Tower Hill. Además, hay un par de torreones –o más bien sus restos- en los bajos del Museo de Londres y en Barbican, en los alrededores del Barbican Cultural Center.

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Murallas romanas de Londres.
Autor

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona. Periodista, redactor, comunity manager e informador gráfico, residente en Las Palmas de Gran Canaria, y colaborador en diferentes medios locales de las Islas Canarias y españoles.

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