La Isla Tiberina es un pequeño territorio fluvial situado sobre el río Tíber a su paso por Roma. Único, original y cargado de historia. La isla tiene una pintoresca forma de barco que se ve a simple vista.
Città di Castello es una ciudad de la región de Umbría que rompe moldes. Su localización en un extremo de la región la hace más toscana de umbra. Y la prueba la tienes en su historia, muy vinculada a la Roma clásica, pero, sobre todo, en sus monumentos, llenos de detalles de la arquitectura renacentista de la Toscana.
Ostia Antica es una ciudad romana antigua situada hoy a menos de una hora de Roma -si el tráfico lo permite- que se corresponde con un puerto comercial en la desembocadura del río Tíber. La ciudad antigua hoy está algo alejada de la costa al haberse depositado durante siglos posteriores los sedimentos traídos por el mismo curso de agua.
La Columna de Trajano es un imponente monumento clásicos de la Ciudad Eterna, único en su género que me impresionó muy gratamente la primera vez que pude ‘verlo en persona’. Fue levantado por el primer emperador no nacido en Roma, el hispano Trajano que dejó el imperio más extenso de la antigüedad cuando dejó paso al siguiente.
Roma es una ciudad sorprendente. Hecha por su gente y con su peculiar sentido de la vida que deja ver mucho de la vitalidad y de la creatividad del alma latina. Una originalidad vital que a veces se convierte en calculada excentricidad.
Las Catacumbas de Roma son un patrimonio histórico italiano enterrado, vuelto del revés, la antítesis del mundo de arte y esplendor clásico que corona las calles y la superficie de la Ciudad Eterna.
Sus cifras asombran. Se han localizado, prácticamente bajo la Via Appia, algo más de sesenta que supusieron taladrar la toba volcánica del subsuelo romano y abrirla en túneles a largo de años y años de trabajos callados, ocultos, secretos. Se han contabilizado 170 kilómetros de túneles y, asómbrate, tres cuartos de millón de tumbas, una ciudad de los muertos enterrada. Créelo. Tienes que verlo.