Ostia Antica es una ciudad romana antigua situada hoy a menos de una hora de Roma -si el tráfico lo permite- que se corresponde con un puerto comercial en la desembocadura del río Tíber. La ciudad antigua hoy está algo alejada de la costa al haberse depositado durante siglos posteriores los sedimentos traídos por el mismo curso de agua.
Ostia Antica fue fundada en el siglo VII aC y abandonada en el siglo III, bien por una epidemia de la que no se recuperó, bien por ese anegamiento que la separó del mar, o por una combinación de ambos factores.
Sea como sea, cualquier recorrido por la vieja ciudad romana ofrece motivos para la sorpresa por su excelente estado de conservación. Pero, podemos superar ese listón, si buscamos y rebuscamos entre curiosidades que nos cuenten usos o costumbres peculiares de sus ciudadanos. ¿Hacemos la prueba? Veamos algunas de esos detalles curiosos, cuatro:
-Cuerpo de bomberos. Ostia Antica era la entrada a Roma de las mercancías que llegaban por mar. También era un tinglado de almacenes donde se guardaba una parte importante de la comida que debía alimentar al millón de personas que en época imperial poblaba la capital.
Mantener todas esas provisiones todas juntas era exponerlas a perderlas en un accidente. Te lo puedes imaginar, edificios de madera, en medio de altares donde se mantenían llamas purificadoras, iluminación con antorchas, calefacción con brasas o lugares que empleaban fuego directo para hacer de comer. Todo, un riesgo potencial de incendios.
Para conjurarlo, se creó el que probablemente es el cuerpo de bomberos más antiguo del mundo. Un cuerpo formado por unos 400 hombres que debían apagar los fuegos pero también imponer multas a quienes no cumplieran con la reglamentación antiincendios. Entre las ruinas de Ostia Antica se pueden ver depósitos de agua repartidos para hacer más fácil la extinción de las primeras llamas.
-Micciones para el lavado más blanco. En las ruinas de Ostia Antica también se pueden descubrir los restos de una fullonica, que es como se denominaban en latín a las lavanderías. En uno de los centros del edificio que se empleaba como fullonica se puede ver un estanque no muy profundo en el que los esclavos pisaban y revolvían la ropa para lavar.
Hasta ahí, bien, sin embargo, sabemos que no se hacía con agua, por lo menos en un primer momento, sino con los orines que se recogían cada mañana delante de las casas de los ciudadanos. Los orines tienen una buena concentración de amoniaco que funciona a las mil maravillas para disolver la suciedad de las prendas.
-Termas de los Siete Sabios. De la misma forma en que hoy nos dejamos aconsejar por anuncios publicitarios, las Termas de los Siete Sabios de Ostia Antica recreaban en una de sus paredes las imágenes de siete sabios de Grecia clásicos (Solón, Tales, Chilón, Periandro, Bias, Cleobulus y Pitaco) que incluye -cada una- un lema pintoresco.
En el caso de Solón, se puede leer una recomendación, la de que el griego se apretaba el vientre para hacer sus necesidades. ¿Quién se habría podido negar a seguir un consejo tan ejemplar de alguien tan sabio?
-Templo de la Fortuna y del juego de canicas. En el patio del Templo de la Fortuna se puede ver una columna de mármol en el que hay unos pequeños agujeros en los que los mayores, y no los niños, se solían entretener mientras esperaban su turno.
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