Un concepto muy extendido de la idea de lo que es arte nos lleva a considerar sus piezas como únicas, envueltas en conceptos y manejos que sólo están al alcance del ingenio y de las habilidades de los artistas consagrados. Una idea que traducida a tu lenguaje, al mío y al de tu portero vendría ser algo así, como ‘tú no puedes hacer un Picasso porque te falta lo que tienes que tener’, que debe ser mucho.
Sin embargo, cuando nos tropezamos con las interpretaciones de los creadores irreverentes más modernos, no es difícil que se nos suba para arriba una idea de que lo que hace esa gente pueda estar entre nuestras habilidades. En una expresión: ‘eso lo hago yo con una mano atada a la espalda’, o así.