Holanda tiene los indudables encantos del agua de sus canales, los de su campiña y los de sus llanuras interminables de baja cota enfrentados con el temible mar. A veces, las defensas toman la forma de polders, a veces de murallas urbanas y canales de drenaje, a veces de barreras que se oponen al Mar del Norte y que quitan de la vista las olas. A veces, es todo eso junto.
¿Alojarse en un hotel en Holanda con vistas al mar puede ser una temeridad? No tiene por qué. Pero lo que si tiene por qué ser es que puede ser una oportunidad para ver esa dicotomía, tierra-agua en primera fila.