Barcelona fue una ciudad romana de segundo orden que vino al mundo como colonia con la autorización y el beneplácito del emperador Augusto, en el siglo I antes de Cristo. La población fue lugar de reasentamiento de tropas veteranas que encontraron retiro en ese trozo de costa.

La refundación de la colonia como ciudad comercial mediterránea estuvo muy vinculada a la producción de vino y a este emperador, tanto, que a su muerte, y como hicieron otras muchas nuevas poblaciones, le dedicaron culto y homenaje perpetuo.

Los habitantes de Barcino llegaron a construir un templo al emperador Augusto, en  el siglo I dC, cuando el emperador Tiberio sancionó la devoción a su predecesor Augusto.

El templo se  acomodó en un lugar prominente de la ciudad, en un alto significativo. Sin embargo, el  desarrollo intenso del centro urbano y la reutilización posterior de los materiales que formaban parte de los edificios romanos, borró del mapa todo vestigio.

Pero no todos los restos desaparecieron. En el primer tercio del siglo XIX, vieron la luz  varias columnas enterradas bajo una manzana del Barrio Gótico, el casco histórico actual de Barcelona. Se trataba de unas grandes columnas que soportaron el peso precisamente del Templo de Augusto. Un templo habilitado en una ciudad pequeña, a la sombra de la gran Tarraco, que no tenía ni anfiteatro, ni teatro, ni coliseo para juegos.

El Templo de Augusto de Barcino estaría situado en el lugar en el que aparecieron las columnas, en y sobre el Monte Táber. Un cerro de la vieja Barcino ya desaparecido de la vista por las mismas concentración de construcciones pero que aún se puede distinguir en el discurrir de calles y cuestas del Barrio Gótico. Sólo hay que observar con atención.

De hecho, en la calle Paradís, una placa del Centro Excursionista de Cataluña enclavado en lo alto de aquella loma, así lo refiere. El lugar físico donde  están y dónde se exponen las columnas del Templo de Augusto. Calle Paradís, número 10.

Las alturas del Monte Táber, que apenas sobrepasaban los 17 metros sobre el mar, se pueden descubrir si sacas tus ojos de lince, fíjate por ejemplo en cómo ascienden las escaleras de la explanada de la Catedral de Barcelona o cómo forman pendiente las calles de Llibreteria o la misma cercana bajada de Santa Eulàlia. Ese es el perfil del monte sobre el que estaba encumbrado el Templo de Augusto.

A la vista de las cuatro columnas del Centro Excursionista que nos han llegado, sabemos que el Templo de Augusto de Barcino debía ser razonablemente grande, once columnas por lado y que era un lugar significativo, con toda seguridad dentro del foro, una especie de plaza multifuncional, que sería el equivalente a nuestras plazas mayores. El foro parece ser que estaría dispuesto casi, casi sobre la actual Plaza de Sant Jaume.

Los restos del Templo de Augusto es una construcción única, significativa, de los pocos vestigios que nos han llegado, como mosaicos, tumbas, conducciones de agua y tramos de lienzos de murallas posteriores en el tiempo.

El Templo de Augusto es una rara huella romana en la ciudad de Barcelona que te invitamos a buscar y conocer. Ya tienes la referencia.

Pero si quieres algo más, medios para organizarte un viaje a Barcelona, te propongo una web donde encontrarás todo lo que necesitas y más, me refiero a Viajarabarcelona.org. Para conocer qué excursiones están disponibles, pica en este enlace http://www.viajarabarcelona.org/?page=visitasguiadas.php

La augusta huella de Barcelona.

Templo de Augusto de Barcelona.
Templo de Augusto de Barcelona.

Recursos para el Viaje:

Hoteles: http://www.guias.travel/ver/?city/es/barcelona.es.html
Vuelos: http://www.guias.travel/vuelos/
Tours y Actividades para hacer en Barcelona: http://www.guias.travel/ver-tours/?Barcelona/d562-ttd
Guía de Barcelona: http://www.viajarabarcelona.org

Autor

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona. Periodista, redactor, comunity manager e informador gráfico, residente en Las Palmas de Gran Canaria, y colaborador en diferentes medios locales de las Islas Canarias y españoles.

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