Autor

Sergio Suarez

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El centro histórico de la ciudad de Nápoles fue conformado en tiempos tan remotos como los de la ocupación griega de la época clásica. La ciudad vieja de Nápoles muestra la trama urbana que dejó la colonia griega en sus calles y manzanas. Las vías del casco antiguo siguen hasta la orientación de los ippodamei griegos (las calles). Basta con hacerse con un plano antiguo y otro moderno y superponerlos.

En Fontainebleau, su castillo real y los recuerdos de Napoleón, se llevan todo el interés de los turistas que acuden a esta localidad histórica situada a algo más de cincuenta kilómetros de París. Muchos pasan, ven los jardines reales, las habitaciones que ocuparon Napoleón y Josefina y apenas si se dan cuenta de otros puntos de interés de la zona que creo que pueden tener una merecida etiqueta de lugares con encanto.

Chartres es una localidad francesa cercana a París y famosa por su catedral. Su casco antiguo es muy visitado y algún que otro museo. Hay que rebuscar mucho para encontrar otros encantos fuera de ruta que disfrutan especialmente las gentes de la ciudad. Y los viajeros que buscan identificarse con el lugar que visitan.

Perugia es la capital de la Umbría, una provincia y región italiana, que es famosa por sus vinos y por su legado histórico. Me gustaría hablarte de todo lo que he descubierto en Perugia y de algo más. De un nivel superior, el de una propuesta guiada de una ruta de degustación en la Umbría precisamente para disfrutar de sus caldos y de su maravillosa comida.

Capri, más allá de las plazas de postal y de las boutiques de ropa de diseño, el viajero que se acerque a esta histórica isla tendrá otras oportunidades menos conocidas de disfrutar realmente del lugar. Entre ellas, las vistas de los abruptos acantilados que caen a pico sobre el Mediterráneo, una sorprendente perspectiva romana a través de las ruinas locales y un inusitado paisaje rural interior.

El Lago Trasimeno es uno de esos lugares con un encanto que encandila. Y es accesible, está en el centro de la Península italiana, en plena región de la Umbría, como para que sea una invitación natural en todo recorrido de norte a sur o de sur a norte. El Lago Trasimeno y sus animadas terrazas al borde del agua son una tentación dulce para unas vacaciones italianas. Te cuento algo del lugar.

Nápoles siempre ha sido una ciudad disputada, por su condición marítima, por levantarse en una encrucijada de caminos de tierra y mediterránea. Por esa razón, los napolitanos se protegieron como pudieron. Con empeño, pero, sobre todo, con el concurso de medianas o grandes fortalezas. Cuatro para ser exactos, que han sobrevivido para convertirse en parte del patrimonio de la ciudad de Nápoles.

Viterbo es un encanto de ciudad de provincias en el centro de la península italiana. A 80 kilómetros de Roma es una población con un patrimonio arquitectónico muy reciclado, compuesto con restos de edificios y elementos constructivos romanos hallados durante siglos en la zona. Viterbo es una ciudad amurallada que merece la pena descubrir tranquilamente en una extensión de un viaje a Roma.

Mont St Michel es una imponente elevación de la costa francesa que se hace isla cuando sube la marea y parte de una llanura continua cuando baja. La has tenido que ver en infinidad de ocasiones, una mole granítica muy evocadora, coronada por la torre de un monasterio.

Si has visitado Roma, la zona histórica, el centro de Roma, seguro que te ha sido fácil moverte entre calles y monumentos. Roma es una ciudad prácticamente llana que se deja caminar muy bien. Y digo ‘prácticamente’, porque no toda es un plato. Si recuerdas aquello de que Roma tiene siete colinas, estarás conmigo de que hay algunos lugares que descuellan en altura. No muchos, no muy altos, no muy grandes, pero existir, existen.

Para verde y en París, el Bosque de Boulogne. El Bosque de Boulogne representa uno de los atractivos verdes y naturales de París más allá de su mala prensa nocturna. El Bosque de Boulogne es parte de la historia de París, e, indirectamente de la misma Francia. De esa conexión y de sus atractivos me gustaría hablarte.

El Monumento de Vittorio Emanuele II es uno de los más impresionantes de Roma. No creo que su arquitecto no pensara en otra cosa que éso, impresionar, al espectador que accediera por los pies de la construcción y a sus escalinatas. La composición de todo el conjunto me parece particularmente sugerente y hasta arrebatadora. Para los italianos es su Altar de la Patria.

París es insular. No, no es broma. La capital de Francia está a 200 kilómetros del mar pero algunos de sus habitantes son isleños. La gracia está en el río. El Sena amontonó hace miles de años una pequeña cantidad de sedimentos en uno de sus largos y creó dos pequeñas islas, una precisamente la Isla de París, en la que nació la ciudad y sobre la que se levanta la Catedral de Notre Dame, y, la otra, la Isla de San Luis, la L’île Saint-Louis. Una junta a la otra.

Si tuviera que recomendarte algo especial para ver en Roma, algo que reuniera el mejor arte, naturaleza y en un espacio de gran valor, te daría un nombre, Borghese, Villa Borghese. Un palacio renacentista, que es un museo de arte rodeado de hermosos jardines, y a poca distancia de Roma. Para visitar la Villa Borghese necesitarás a mi modo de ver dos cosas. Una, tiempo suficiente para dedicarle a las obras que lo merecen, y, la otra, gusto, gusto por ese arte que verás en piezas únicas y salidas de las manos de los grandes maestros. Me gustaría hablarte de todo éso. De la que creo que es una preciosa caja de arte.

El barrio parisino de Montmartre se asocia a arte y cultura casi instintivamente. Y no es para menos, sus callejuelas fueron el refugio -o el cubil, en algunos casos- de los primeros años de muchos grandes autores, pintores, escritores, escultores, artistas todos de condición y espíritu. En Mormartre pintaron Dalí, Picasso, Van Gogh, Renoir, Toulouse-Lautrec, Degas, Modigliani o Monet. Todos en precario, y en sus inicios, cuando no tenían nombre.

EUR es una zona de Roma que me fascina, su arquitectura está muy alejada de la ajada antigüedad de los monumentos romanos del centro, pero tiene una monumentalidad, otra monumentalidad, que me fascina. Porque habla de conjuntos y estructuras levantadas con todo descaro para servir a unas ideas politicas. No digo que el Arco de Triunfo de Tito o la Basílica de Majencio no sean parte de una propaganda política, no lo dudo, pero en el caso de EUR casi puedo tocar las ideas que hay detrás.