Categoría

Amsterdam

Categoría

Los quesos holandeses tienen fama por su calidad tan homogénea, por su consistencia y por su aspecto peculiar amarillo y por su sabor. Decir queso holandés es imaginar a los Gouda, Edam o Maasdam tradicionales.

El secreto de esa calidad está en los prados en los que pacen las vacas, tierras arcillosas de hierbas siempre frescas y húmedas. Los holandeses ya hacían esos quesos en el 800 AC, lo dicen los arqueólogos, y Julio César, hace más de dos mil años, ya decía que aquellas tierras bajas producían buen queso. Entre nosotros, creo que Julio César fue el primer bloguero que escribió sobre las costumbres de Holanda y para su público romano.

Un concepto muy extendido de la idea de lo que es arte nos lleva a considerar sus piezas como únicas, envueltas en conceptos y manejos que sólo están al alcance del ingenio y de las habilidades de los artistas consagrados. Una idea que traducida a tu lenguaje, al mío y al de tu portero vendría ser algo así, como ‘tú no puedes hacer un Picasso porque te falta lo que tienes que tener’, que debe ser mucho.

Sin embargo, cuando nos tropezamos con las interpretaciones de los creadores irreverentes más modernos, no es difícil que se nos suba para arriba una idea de que lo que hace esa gente pueda estar entre nuestras habilidades. En una expresión: ‘eso lo hago yo con una mano atada a la espalda’, o así.

No hace falta ir muy lejos para abocarnos a precipicios y alturas, para sentir correr la adrenalina durante algunos minutos. Montañas, riscos, acantilados marinos se nos ofrecen siempre cercanos como experiencias para conseguirlo, a las que vamos y de las que venimos. Porque allí se quedan para repetirlas o para recordarlas.

Pero ¿y vivir siempre abocado a darse el trompazo? Comer y dormir en una aparente inestabilidad ¿Es posible vivir así todo el tiempo? Sí, sí, hay quien vive así y no precisamente dedicándose a trabajos de circo.

La moda de los parques temáticos no para de extenderse. Están pensados para entretener, para divertir, están diseñados para un turismo familiar y no dejan de reproducirse a sí mismos con nuevas experiencias basadas en diferentes tecnologías a cual más efectista.

Islas artificiales dedicadas a países como las de los Emiratos Árabes, centros que apelan al mundo audiovisual  o parques de aventuras americanos que ofrecen naturaleza y entretenimiento son algunas de las fórmulas más llamativas de sus originales puestas en escena.

Sin embargo, hay  otros parques temáticos que no se venden como tales que dejan un rastro, creo que más profundo y duradero en el visitante.

Son los que yo llamaría parques temáticos históricos que consisten en agrupaciones de elementos patrimoniales unidos por un mismo tema y que representan una inmersión en un mundo ajeno, distante en el tiempo, menos efectista que los parques temáticos de aguas y toboganes, pero con un atractivo igual de singular.

Holanda tiene los indudables encantos del agua de sus canales, los de su campiña y los de sus llanuras interminables de baja cota enfrentados con el temible mar. A veces, las defensas toman la forma de polders, a veces de murallas urbanas y canales de drenaje, a veces de barreras  que se oponen al Mar del Norte y que quitan de la vista las olas. A veces, es todo eso junto.

¿Alojarse en un hotel en Holanda con vistas al mar puede ser una temeridad? No tiene por qué. Pero lo que si tiene por qué ser es que puede ser una oportunidad para ver esa dicotomía, tierra-agua en primera fila.

Holanda es un país que ha transformado su temor al agua en una ventaja. Una parte  importante del territorio de los Países Bajos se encuentra por debajo del nivel del Mar del  Norte y la altura máxima, la montaña más elevada, no pasa de los trescientos metros y está prácticamente fuera de Holanda, en  la frontera con Bélgica.