En noviembre del año 2018 la UNESCO declaró el arte de la piedra en seco Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. En el siguiente artículo quiero hacer mención a una de las construcciones de estas características quizás más destacadas: las barracas de piedra en seco que se erigieron entre finales del siglo XVIII y principios del XX. Son comunes en toda nuestra geografía, especialmente en la zona mediterránea. Hay preciosos ejemplos en las comarcas del Maestrazgo, en el norte de Castellón e igualmente en las vecinas comarcas catalanas de las Terres de l’Ebre.

Estas casetas o barracas son construcciones rurales a las que se daba diferentes usos: para resguardarse, para guardar los enseres de trabajo o incluso para albergar algún tipo de animal. Podían estar integradas en un margen de piedra o exentas en medio de cualquier finca de secano.

Se construían con los materiales más abundantes y a mano, las piedras, producto muchas veces del mismo desmonte o despedregada de la propia finca. Varía mucho su tamaño y su forma. Hay de planta redonda, rectangular o mixta, de planta doble y en las más grandes puede haber diversas estancias. Las piedras se ligan entre ellas en seco, es decir sin mortero ni argamasa. Algunas, en el exterior, podían estar rebozadas a media altura con mortero de cal. El techo suele ser de falsa bóveda, con piedras planas que sobresalen a cada hilada y que finalmente se cubre con una gran losa.

En el caso de las cubiertas abovedadas la piedra clave es la que cierra el conjunto. Hay algunas que disponen de pequeñas aberturas o aspilleras en los rústicos muros para facilitar la ventilación o la iluminación interior. Hornacinas para estantes, bancos de piedra, cisterna para recoger el agua de lluvia o la comedera para los animales (mulos o asnos) pueden completar los elementos interiores.
En la comarca del Montsià encontraríamos ejemplos en casi todas las poblaciones. Algunas desaparecieron pero todavía hay más de 140 de catalogadas.

Algunas son muy destacadas como por ejemplo la barraca “Cañó” en la Serra del Puig Gros o la de Caudet en la Serra Grossa ambas en Alcanar; la de “Camasemes” o “Mundana” en La Ràpita. La gigantesca del “Ametllé” en Amposta, en cuyo término también encontraremos la de “Miralles” o la del “Cabiscol”, entre otras. En Ulldecona encontramos la de “Melin”, aunque cabe destacar la de “Uixan” de 4 habitaciones -habitada aún hoy en día-. En la Sénia las vemos, por ejemplo, por los alrededores del camino de Mitjaplana.

En Godall hay una finca donde podemos observar en poco espacio todas las tipologías existentes; en Freginals nos podemos adentrar en una de las más bonitas y singulares: la de “Quicolis” …
Justamente es en este pequeño y bonito pueblo, especialmente en la zona de la Serreta, donde encontraremos la mas alta concentración de barracas de piedra en seco. De hecho, el ayuntamiento ha impulsado una serie de recorridos para poder visitarlas, incluso hay un área interpretativa.

En una agradable excursión por este espacio natural de la Serreta, de una duración de poco más de una hora y apta para todos los públicos, podremos visitar múltiples ejemplos como la de “Joaquin de la ampostina”, “Monllau (Raboseta)”, “Guillem”, “Xoxim”, “Tonet de la Dorotea”, “Vicent Sales”, “Sisquet de Batalla”, “De la Serreta” … Una interesante experiencia para podernos imaginar como sería la vida en uno de estos habitáculos temporales de nuestros antepasados.

Si quieres disfrutar de experiencias y paisajes inolvidables, te recomiendo que lo hagas con alguno de estos tours por el Delta del Ebro . Clica en el enlace para ver todos los detalles.

Barraca de Quicolis (Freginals)
Barraca de Quicolis (Freginals)
Autor

Josep Pitarch López (la Ràpita, 1971) es licenciado en Geografía e Historia por la Universidad Rovira i Virgili, y se declara un apasionado del Montsiá, el Delta del Ebro y la bahía de los Alfaques. Aparte de numerosos trabajos sobre la Rápita y su territorio en revistas especializadas y en actas de congresos, es autor de númerosos libros

Escribe un comentario