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Josep Pitarch

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A lo largo de la historia, por diferentes motivos muchos pueblos han sido abandonados. Sus restos nos recuerdan el antiguo esplendor que algún día tuvieron. Por desgracia el despoblamiento es un hecho común en cualquier territorio peninsular. En estas comarcas el ejemplo más conocido sería el pueblo Viejo de Corbera d’Ebre, destruido por completo duranta la Guerra Civil, pero hay muchos más ejemplos, la mayoría de los cuales son completamente desconocidos.

Una de las excursiones más habituales por la sierra del Montsià transcurre por la vertiente marítima de la misma. Partiendo de Sant Carles de la Ràpita finaliza en la cima de la Foradada, a poco menos de 700 metros, desde donde disfrutaremos de una impresionante panorámica sobre el delta del Ebro y el litoral y a nuestras espaldas toda la planicie del interior de la comarca con la Sierra de Godall y Els Ports como telón de fondo.

Hasta bien entrado el siglo XVIII el camino real entre Tortosa y Vinaroz transcurría por el interior, lejos del litoral. El camino de la costa, de Venta Nueva (Aldea) a Vinaroz, empezó a transitarse por esa época. De hecho, fue a partir de mediados de ese siglo que se construyen fondas o casas de posta, como la de La Ràpita o la de Alcanar, aún en pie y habitada en nuestros días, pegada a la N-340. El puente para cruzar el río Sénia (Sol de Riu) se terminó en el mismo año de 1800. Carlos IV y su familia, de regreso de Barcelona, pasó por él el 21 de noviembre de 1802.

Desde hace unos años los vestigios de la Guerra Civil han despertado un fuerte interés entre todos nosotros. También las Administraciones, sobre todo los ayuntamientos, han visto la necesidad de poner en valor muchos de estos viejos restos, ya sea por la necesidad de mantener viva la memoria de aquel trágico episodio o por la simple razón de contar con algún nuevo elemento de interés turístico en su pueblo.