Hasta bien entrado el siglo XVIII el camino real entre Tortosa y Vinaroz transcurría por el interior, lejos del litoral. El camino de la costa, de Venta Nueva (Aldea) a Vinaroz, empezó a transitarse por esa época. De hecho, fue a partir de mediados de ese siglo que se construyen fondas o casas de posta, como la de La Ràpita o la de Alcanar, aún en pie y habitada en nuestros días, pegada a la N-340. El puente para cruzar el río Sénia (Sol de Riu) se terminó en el mismo año de 1800. Carlos IV y su familia, de regreso de Barcelona, pasó por él el 21 de noviembre de 1802.

Con la entrada en servicio de este nuevo “Camino Real” y que actualmente resigue la citada carretera Nacional, otras vías mucho más antiguas, cayeron en desuso, siendo utilizadas solamente por los vecinos de las tierras circundantes o bien por aquellos que, por cualquier motivo, querían pasar inadvertidos fuera de la vía de comunicación principal, mucho más vigilada. Es el caso del llamado “Camino de los bandoleros”. Éste había sido, efectivamente, la vía histórica de comunicación entre las dos poblaciones y por eso, a lo largo de su recorrido hay números vestigios que nos hablan de su dilatada historia. En los difíciles años de la posguerra fue utilizado para la práctica necesaria del estraperlo.

Podemos empezar nuestro recorrido en el lugar de la “Primera torre del Moro”, en Sant Carles de la Ràpita. Un impresionante torreón, macizo, convertido hoy en segunda residencia, en muy buen estado y que conserva todos los elementos arquitectónicos propios de estas construcciones.

Primera Torre del Moro
Primera Torre del Moro

Cruzando la actual carretera Nacional en seguida llegamos a la “segunda torre del Moro” y siguiendo entre fincas de algarrobos y olivos, a pocos minutos, aún a la “tercera torre del Moro”. Estas tres  construcciones datan del siglo XVI. Hay comunicación visual entre ellas. Se erigieron como medida de protección ante los frecuentes desembarcos de piratas musulmanes y turcos. Inicialmente, su construcción y mantenimiento fué a cargo de la ciudad  de Tortosa y de la corona

Tercera Torre del Moro
Tercera Torre del Moro

En este punto, a pie de camino, nos topamos con una curiosa construcción, denominada “L’Aljub” pero que en realidad eran unas antiguas caballerizas y que presiden el nacimiento del barranco del mismo nombre o de la Granja.

Al cabo de un buen rato, dejando ya el asfalto, el camino se convierte en sendera y va ganado en altura, ofreciendo unas espectaculares vistas sobre la bahía de los Alfaques y la sierra del Montsià. Pasada la pineda de “Mecha” y el camino “del Llop”, después de unas granjas, nos encontramos con otro elemento patrimonial destacado como es el “aljub dels Bufaires”, una curiosa construcción para almacenar agua y que, probablemente tiene origen islámico.

Aljub dels Bufaires
Aljub dels Bufaires

Siguiendo el recorrido pasamos por la magnífica pineda de los O’Connor y llegamos a la Masía de “Lluco” y a la enorme cantera de la fábrica de cemento. La sendera transcurre paralela a la misma y nos lleva a la hermosa torre “del Calvo”, en ruinas, pero digna de visitar por algunos de sus elementos arquitectónicos, como una de las ménsulas del matacán con forma humana, de la parte superior de la puerta de acceso.

Torre d'en Calvo
Torre d’en Calvo
detalle de la ménsula
Figura antropomorfa en la ménsula izquierda

Siguiendo el recorrido llegamos a la impresionante torre de “Morralla”, también convertida en segunda residencia, y de unas dimensiones enormes.

Torre de Morralla
Torre de Morralla

Siguiendo en dirección sur, a través de unas modernas urbanizaciones nos adentramos en la partida de “La Fonda”. Desde allí ascenderemos al cerro de “La Punta”. Después de pasar cerca de la masía de “Serrà” i de la subestación eléctrica el camino de “Les Calafes” nos acercará hasta la plaza del mirador de Alcanar final de nuestro recorrido.

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Autor

Josep Pitarch López (la Ràpita, 1971) es licenciado en Geografía e Historia por la Universidad Rovira i Virgili, y se declara un apasionado del Montsiá, el Delta del Ebro y la bahía de los Alfaques. Aparte de numerosos trabajos sobre la Rápita y su territorio en revistas especializadas y en actas de congresos, es autor de númerosos libros

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