A Venecia se va a admirar su patrimonio artístico, a disfrutar de la originalidad de sus canales, del hecho de vivir durante unas horas o unos días, literalmente, salvado de las aguas. Y a Murano, una isla situada a poca distancia de Venecia, más bien por la parte de atrás, se va a ver cristalería.

Murano es un centro de elaboración de piezas de cristal tradicional que viene a ser como un complemento de un viaje a Venecia. Se suele decir ‘compra en Murano, porque en Venecia todo está imposible’, con todo tipo de variaciones.

Visité hace unos años Venecia y Murano y, en esta última, me topé por casualidad con una construcción que me pareció originalísima. No tanto por la edificación en sí, sino por el contraste con el entorno. Lo viejo y lo nuevo todo mezclado. Mi impresión es que el templo, porque la cosa es una iglesia, parece como perdido, varado al borde del muelle y del agua, dejado por el tiempo en ese lugar.

Me refiero a la vieja iglesia románica de Santa María y San Donato de Murano. Un conjunto levantado en el siglo VI, en tiempos de los visigodos hispanos, que se parece mucho a esas ermitas perdidas del norte castellano jacobeo y a las del románico ramirense.

La iglesia es el lugar de descanso eterno de un santo San Donato de Arezzo, en él se conservan, y en un sarcófago de mármol, sus reliquias, pero también los huesos de un dragón que dice la tradición que el santo consiguió matar con valor y bravura.

Al animal, no se le había ocurrido otra cosa que envenenar un pozo de agua en Grecia, acosar a una chica a la que el santo salvó, hechizar al hijo de un prefecto romano y no sé cuantas barrabasadas más de esas cosas que suelen hacer los dragones de leyenda. Vamos, un dragón ‘tocanarices’.

Que las reliquias de San Donato estén en Santa María es fruto de una decisión del dux de Venecia Domenico de Michele que tuvo que poner paz entre la iglesia de Santa María y la cercana de Santo Stefano que aspiraban a hacerse con los restos del santo (1125).

Los huesos grandes del dragón están detrás del altar mayor, colgados, y mi pregunta cuando los visité, y aún hoy, sigue siendo si no se trata de huesos de vaca o mejor de un dinosaurio fósil.

Con menos imaginación que yo, los especialistas dicen que se trata de cuatro costillares largos de un metro de algún  mamífero del Pleistoceno, que vivió en aquel periodo entre los 2,5 millones de años y los 11.700 años.

La pequeña iglesia románica tiene campanario exento, separado, y una hermosa columnata lateral. No hay que dejar de ver tampoco el mosaico de la solería de la iglesia cuya decoración alude al santo y, por supuesto, el efecto que produce toda la construcción con su colorido que es consecuencia del empleo de un tipo de ladrillo rojo amarronado muy peculiar.

Mi propuesta de visita a la Iglesia de Santa María y San Donato es mi opción particular, una alternativa de viaje a Venecia, si quieres. Pero, acudir a ver las fábricas y al Museo del Vidrio de Murano creo que sigue siendo fundamental.

Te paso un enlace de la página Venecia.travel, en la dirección www.venecia.travel donde encontrarás mucho de lo que te puede ofrecer cualquier visita a la Ciudad de la Laguna y a muchas otras de los alrededores, excursiones de un día en los alrededores de Venecia.

Como te digo, para organizarte en Murano este es el enlace recomendado http://www.venecia.travel/ciudades-para-visitar/murano/. Buena visita y no seas muy descreído con el dragón ‘tocanarices’ ¿Acaso has visto algún otro dragón como para decir que los costillares no son auténticos?

Iglesia de Santa María y San Donato de Murano.
Iglesia de Santa María y San Donato de Murano.

 

Autor

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona. Periodista, redactor, comunity manager e informador gráfico, residente en Las Palmas de Gran Canaria, y colaborador en diferentes medios locales de las Islas Canarias y españoles.

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