Pocas cosas nos conectan con el pasado remoto como la vida vieja, la vieja de verdad, no la que se conforma en piedras de fósiles, me refiero a los árboles más que centenarios que nos llevan lejos en el tiempo con sus troncos cuarteados, con sus arrugas ganadas en mil batallas frente a los elementos.

No hay lugar en el mundo que no se precie de tener de verdad una sequoia, un drago, una palmera, una higuera, una encina, un pino que resista a un análisis condriológico y que devuelva la certidumbre de una datación que nos revele que la planta respiró el mismo aire que El Cid, que Hernán Cortés, que cualquiera de los reyes y personajes mundanos que aparecen en los libros de historia.

Ahí están el Drago de Icod de los Vinos en Tenerife, el pino centenario de Cambrils, el pinsapo de la Vereda del Taramal en Cádiz, el acebuche de Ubrique, El Castaño Santo de Istán, el Tejo de Salas en Asturias, el cedro de Cabuérniga, el Ciprés de Silos en Burgos, el nogal pacanero de Aranjuez y tantos y tantos otros sólo en la Piel de Toro para hacernos retroceder en el tiempo con materia viva y coleando.

Y una cosa es un árbol longevo que ha sobrevivido en un lugar remoto sin que lleguemos a saber porqué o el caso de pequeños bosques centenarios de árboles hermanos y otra es crear un nuevo lugar de residencia para tatarabuelos de tatarabuelos de especies más domésticas.

Sobre esa fórmula integradora para viejos ejemplares centenarios, tengo una referencia encantadora con un significado cultural añadido que quiero compartir contigo a vueltas de los árboles mayores.

En Salou, en la costa de Tarragona, tienes una pequeña avenida, el Passeig de la Segregació de la localidad, que fue creado en 1989 para conmemorar la independencia de la población como ente municipal separado.

Una libertad de un pueblo que mereció la concentración de dieciséis olivos milenarios traídos desde localizaciones de la comarca del Maestrazgo para formar un monumento vegetal vivo, representativo, único y atractivo.

Fíjate bien que si cada uno de los olivos resultara mínimamente milenario, tendrías en tu visita a Salou nada menos que 16.000 años ante tus ojos.

Tantos años han dejado toda una componenda de formas barrocas sobre los troncos de los árboles que se antojan fantasía natural y que es parte de su atractivo. Tienes que verlo.

Salou es un lugar con mucho encanto para visitar sólo, con los amigos o en familia. En tiempo de playa y fuera de él, especialmente para disfrutar del patrimonio monumental y cultural de las comarcas tarraconenses.

Si te animas a construirte unos días de tranquilidad, aquí te dejo una referencia donde podrás encontrar todo lo que necesitas, alojamiento con valor añadido, propuestas de excursiones en la zona y todo lo que puedas descubrir buceando en las oportunidades que te ofrece el site. Pica en el enlace para evaluar todo lo que te puede ofrecer Salou y su comarca http://www.hotelessalou.net/

Olivos de Salou, 16.000 años te contemplan.

 

Olivos milenarios de Salou.
Olivos milenarios de Salou.

Recursos para el Viaje:

Hoteles: http://www.guias.travel/ver/?city/es/salou.es.html
Vuelos: http://www.guias.travel/vuelos/
Guía de Salou y alrededores: http://www.hotelessalou.net

Autor

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona. Periodista, redactor, comunity manager e informador gráfico, residente en Las Palmas de Gran Canaria, y colaborador en diferentes medios locales de las Islas Canarias y españoles.

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