Prócida es una apacible y tranquila isla del Golfo de Nápoles, a la vista de la ciudad, que nació del fondo del Mediterráneo y con la ayuda de volcanes. Prócida es un destino vacacional y náutico del que los griegos decían que era una pura mentira. Su nombre antiguo se asocia al de ‘pròkeitai’, ‘las mentiras’, dicen que por la facilidad con la que Prócida aparecía y desaparecía sobre el horizonte de la bahía. Prócida puede ser la extensión perfecta de una visita a Nápoles.
San Genaro es toda una institución en Nápoles, por ser el santo patrono de la ciudad, muy, muy popular, pero especialmente por perpetuar cada año uno de los milagros más famosos de la Iglesia, el de la licuación de su sangre.
La Galleria Umberto I de Nápoles es una histórica construcción comercial del siglo XIX que se ha adaptado muy bien al paso del tiempo. Hoy, es un centro comercial con sabor añejo, muy chic, que acoge a lo más selecto de las marcas de moda a nivel internacional. Pero no siempre fue así.
La iglesia del Gesù Nuovo, también llamada de la Trinità Maggiore, es uno de los templos más curiosos, por no decir extraño, de la ciudad de Nápoles. Y lo es por su llamativa fachada formada por almohadillados de piedra piramidales de cantería negra que le dan un aspecto no muy diferente del que ofrece la piel de un reptil. Mira la fotografía que acompaña esta descripción y saca tus propias conclusiones.
La ciudad de Nápoles acoge en su casco antiguo y en muy poco espacio la mayor parte de su patrimonio arquitectónico antiguo. Y esto es así, porque hasta el siglo XVI, estaba prohibido construir fuera de sus límites.
Nápoles es una ciudad que le ofrece al visitante muchos museos y exposiciones permanentes. Espacios museísticos que son el resultado de la importancia histórica de la ciudad y de su entorno y del inmenso legado dejado en sus tierras por otras culturas, civilizaciones y pueblos. Si hay una forma accesible de conocer la historia, el pasado de Nápoles, esa es visitando los museos que se reparten por las cuatro esquinas de la ciudad.