En Fontainebleau hay una residencia real, un palacio que se lleva toda la fama, pero, como en todo lugar de asiento de la realeza antigua, no falta un espacio en el que cazar. En la localidad y vecino al palacio, los reyes de Francia disfrutaron de un Bosque de Fontainebleau como reserva cinegética exclusiva. Hoy es un regalo de la naturaleza que los franceses han sabido preservar.
El Bosque de Fontainebleau, en su día llamado Bosque del Brezo, es una extensa zona forestal que cubre un área de casi 50.000 hectáreas y que forma parte del muncipio y de la ciudad de Fontainebleau. El Bosque de Fontainebleau es mundialmente famoso por haber inspirado a pintores, a fotógrafos y a artistas del siglo XIX francés de la Escuela de Barbizon.
La ocupación humana del área del bosque comenzó hace unos 40.000 años. Se han encontrado herramientas de piedra talladas, huesos de osos, elefantes, rinocerontes y de ciervos gigantes consumidos por los primeros pobladores. El bosque, en cualquier caso, era una floresta de vegetación densa que hacía difícil su poblamiento, por esa razón, sus habitantes se situaron fuera, en el perímetro. Las primeras aldeas de la zona cultivaron esos límites, como hicieron anteriormente las tribus galas documentadas.
Hacia el año 1000 el territorio del bosque era compartido por diferentes señores y ricos terratenientes de la zona. En 1067, el rey Felipe I Capeto compró la propiedad que dio a los siguientes reyes de Francia un lugar donde practicar la caza recreativa. Carlos VI de Francia fue el primero que cerró el bosque en 1400. Le seguirían otros que buscaron proteger sus derechos y evitar, entre otros problemas, las sacas de madera.
Las pérdidas de masa forestal obligaron a continuas replantaciones de árboles en los siglos XVII, XVIII y XIX. También se produjeron ampliaciones de la propiedad real mediante confiscaciones. En 1861, el Bosque de Fontainebleau se convirtió en la primera área natural protegida del mundo, incluso antes de que se estableciera la de Yellowstone, en Estados Unidos. Luego vendrían otros modos de preservación biológica del espacio para proteger diferentes especies animales.
El 45% de los árboles del Bosque de Fontainebleau son robles, el 40% son pinos silvestres, el 10% son hayas. Los brezos son menos. El tesoro vegetal de esta floresta, que se puede disfrutar en una decena de rutas de senderismo, incluye 1.500 especies de plantas de gran porte, 440 variedades de líquenes, 488 de musgos, 1.700 de hongos, pero también 54 especies de mamíferos, 200 variedades de aves, de las que 120 son nidificantes, así como 9 de reptiles, una docena de anfibios y 98 de moluscos. Un Arca de Noé completo.
El primer inventario de especies de la floresta data de 1590 y tenía como finalidad establecer un cómputo de las variedades de interés cinegético que estaban al alcance del mosquete del rey. Hoy el interés de este entorno de gran valor natural, protegido por hasta ocho fórmulas de preservación, es otro.
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