Augusto fue el primer emperador romano. En el año 28 aC, construyó una tumba monumental para su familia en la parte norte de la Colina Capitolina de Roma. Hoy, lo que queda de ese conjunto es una serie de ruinas de lo que fue, aunque no lo creas, uno de los edificios más venerables de la Roma Antigua.

El monumento es circular y tiene un diámetro de 88 metros, en su momento, estaba situado a 44 metros de altura sobre el terreno circundante. El mausoleo estaba conformado por cuatro círculos concéntricos de capas de tierra. El muro exterior tenía un espesor de cinco metros. Un pasillo conducía a la cámara funeraria interior que estaba protegida por paredes de 4,3 metros de anchura. En esos muros, se sucedían una serie de pequeñas cámaras cerradas.

En el nivel más elevado, se plantaron cipreses y en la parte más alta también, en la zona central se construyó un túmulo con una gran estatua de bronce de Augusto. La entrada del recinto estaba cerrada con una puerta de bronce a la que flanqueaban dos obeliscos egipcios, ahora situados en la Piazza del Quirinale y la Plaza dell’Esquilino, éste último cerca de la Basílica de Santa María la Mayor. Las fachadas del mausoleo estaban cubiertas de mármol blanco.

Las cenizas de los emperadores incinerados y de sus familiares que eran enterrados en el mausoleo se colocaban en urnas de oro y colocadas en nichos en el interior de la cámara funeraria, en la zona central del conjunto. El área de las cenizas se mantuvo intacta hasta que en el siglo V, los bárbaros rompieron las puertas de bronce, robaron las urnas y esparcieron su contenido.

La primera persona enterrada en el mausoleo fue Marcelo, sobrino de Augusto, en el 23 antes de Cristo. Muchos emperadores acabaron con sus resto en el mausoleo. Entre ellos, el mismo Augusto, pero también Tiberio, Calígula o Claudio.

La última figura que fue enterrada en el mausoleo fue emperador Nerva en el año 98. El siguiente emperador, Trajano, fue sepultado en la base de la Columna de Trajano y su sucesor, Adriano, construyó un nuevo mausoleo, que ahora es el castillo de Sant’Angelo en Roma.

Restos

Hoy en día sólo resta un núcleo de ladrillo en la parte central, de lo que fue uno de los monumentos más sagrados de Roma. Todo, resultado de varios saqueos, del continuado abandono y del uso del lugar en la Edad Media como fortaleza militar de la familia Colonna.

Más tarde, incluso, el monumento fue usado como espacio en el que cultivar viñas, pero también como un jardín y hasta como un teatro. Las excavaciones arqueológicas no se iniciaron hasta el año 1936, en parte por el apoyo de Mussolini que se identificó con el emperador Augusto.

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Mausoleo de Augusto.
Mausoleo de Augusto.
Autor

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona. Periodista, redactor, comunity manager e informador gráfico, residente en Las Palmas de Gran Canaria, y colaborador en diferentes medios locales de las Islas Canarias y españoles.

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