La Colina del Palatino tiene una antigüedad anterior a la misma ciudad de Roma, pero, desde luego, siempre ha ocupado una parte importante de su historia. Hoy, su aspecto general no parece decir lo mismo, cubierta como está de ruinas de palacios de la época imperial.

La del Palatino es una de las famosas siete de Colinas de Roma. En su espacio se situaban el Circo Máximo, el Coliseo y el Foro Romano, pero evidencias arqueológicas descubiertas en el lugar cuentan que el espacio ya estaba ocupado desde el siglo X antes de Cristo.

La colina tuvo una gran vinculación con la mitología romana. Se decía que en la Cueva Lupercal del Palatino fueron encontrados los gemelos Rómulo y Remo y en el Palatino fue donde el primero acabaría fundando la capital. Se puede decir, si nos guiamos de la leyenda, que en la Colina del Palatino empezó todo.

Lugar de moda

En tiempos de la República de Roma, la Colina del Palatino se convirtió en un lugar de moda para vivir. Sobre todo, por las vistas desde lo alto de la colina, unos sesenta metros por encima del nivel de la ciudad. También se creía que el aire de la colina era más limpio y que, quienes vivían en ella, corrían menos riesgo de padecer enfermedades.

Augusto, Cicerón y Marco Antonio fueron personalidades romanas que tuvieron casa en la Colina del Palatino. Muchos emperadores romanos construyeron sus palacios en ella, por lo que vino dado que se la llamara del Palatino, de palatius, palabra romana que significa obviamente palacio.

Caído el Imperio Romano, en la Edad Media, se construyeron palacios y conventos en el Palatino. Más tarde toda la colina pasaría a formar parte de las propiedades del cardenal Alessandro Farnese que mandó construir un jardín botánico en la parte más alta de las ruinas.

Las excavaciones arqueológicas en el área de la Colina del Palatino, en la segunda mitad del siglo XVIII, permitieron descubrir restos de la Edad del Bronce y los restos de una gran vivienda denominada Casa del Palatino, donde se cree que nació Augusto, el primer emperador romano. También han sobrevivido algunas casas de la época republicana que no fueron derribadas en las ampliaciones de los palacios imperiales.

Como consecuencia del gran número de excavaciones desarrolladas en la Colina del Palatino, un museo enclavado en el lugar tiene el privilegio de ofrecer las mejores referencias de objetos antiguos del lugar.

Es el Antiquarium Museo Palatino que está ubicado en la parte alta del Palacio de Domiciano. La exposición permanente tiene nueve salas en las que hay frescos, mosaicos, cerámica, esculturas y lápidas con inscripciones, todas descubiertas en los yacimientos de la Colina del Palatino.

Las ruinas

El Monte Palatino está llena de ruinas de antiguos palacios y de otros edificios. En el extremo sur, bordeando el Circo Máximo, se encuentran los restos del Palacio de Septimio Severo, emperador romano entre 193 y 211. Adyacente al palacio se sitúan las ruinas de los Baños de Septimio Severo.

Justo al norte del Palacio de Septimio Severo se puede ver lo que queda de un estadio, el del Palacio de Domiciano, aunque en realidad no se tiene claro si se trata de un espacio público o privado.

El Palacio de Domiciano fue levantado en el año 81 y durante tres siglos fue el más grande de los de Roma. El edificio fue acondicionado entre dos crestas de la colina, la zona más alta, el Palatium, fue nivelada en su cima para acomodarlo. El Palacio de Domiciano contaba con dos alas, la Domus Agustana, que era privada, y otra zona, la pública, la Domus Flavia. Ambas partes del palacio son perfectamente identificables en la actualidad.

Más restos. La Casa de Livia. La Casa de Livia es una de las casas que están mejor conservadas de todas las del Palatino. Se construyó en el siglo I y fue el hogar en el que vivió el emperador Augusto y su esposa Livia. En el mismo lugar se descubrieron restos correspondientes a la fundación de Roma, de ahí que se les haya dado la denominación popular de la Cabaña de Rómulo.

En el extremo noroeste de la Colina del Palatino están situadas las ruinas del Palacio de Tiberio, también conocido como el de Calígula. Fue construido en el siglo I, y, a decir verdad, no queda mucho de él, porque el cardenal Alessandro Farnese adquirió el lugar en 1550 y lo niveló para construir el comentado Jardín Farnese que fue uno de los primeros jardines botánicos de Europa. El jardín alberga algunas plantas muy raras y está conectado con el Foro Romano con unas escaleras que forman varios tramos.

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Circo Máximo en el Palatino.
Circo Máximo en el Palatino.
Autor

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona. Periodista, redactor, comunity manager e informador gráfico, residente en Las Palmas de Gran Canaria, y colaborador en diferentes medios locales de las Islas Canarias y españoles.

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