La Stopera de Ámsterdam fue un proyecto muy, muy controvertido entre los residentes de la capital holandesa. La edificación que alberga al ayuntamiento de la ciudad y a la Ópera Nacional llevó consigo la eliminación de numerosas construcciones medievales del centro de la capital. Sin embargo, hoy, la Stopera es uno de los referentes de la cultura de Ámsterdam.
La necesidad de construir un edificio de esas características ya se había planteado en la segunda década del siglo XX, cuando las autoridades comenzaron a discutir la idea. Pero no fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando se consideraron en serio los planes.
Para la construcción, se eligió un lugar situado cercan de Waterlooplein, en una curva del río Amstel. La discusión original giró en torno al diseño. Una primera propuesta de 1955 fue rechazada. Sin embargo, en 1967, Ámsterdam celebró un concurso mundial para determinar qué modelo se iba a seguir en el diseño de ambos conjuntos. Finalmente, un proyecto del arquitecto vienés Wilhelm Holzbauer fue elegido.
Adelante y atrás
Pero no pasó mucho hasta que este proyecto también resultara aparcado por falta de consenso. En 1979, Holzbauer planteó un órdago al proponer incluir ambos edificios en uno solo. Y lo mejor, su idea tuvo una aceptable predisposición de la ciudadanía. Pero un nuevo arquitecto, Cees Dam, acabó por hacerse cargo del proyecto retomando la idea de la integración en 1980. El plan fue aprobado por último al año siguiente. Y todo, cuando fueron frecuentes las manifestaciones en contra en las calles, algunas de ellas violentas.
A pesar de todo, no todo el mundo vio con buenos ojos la idea. El mismo nombre del proyecto, Stopera, era bastante disruptivo y provocador, derivaba de dos palabras holandesas combinadas: stadhuis, ayuntamiento, y ópera. El primer conjunto que abrió sus puertas fue el Muziektheater, en 1986, dos años después lo haría el ayuntamiento. El proyecto se encareció muchísimo, algo que fue un motivo más para las quejas ciudadanas.
El Muziektheater es ahora una de las estrellas más brillantes de la escena cultura holandesa. El edificio resultante es una estructura curva que ofrece una impactante fachada de cristal con unas vistas impresionantes al río Amstel.
En él, los visitantes pueden disfrutar de representaciones del Ballet Nacional, otras de ópera de la Nederlandse Opera y de compañías de danza moderna y de conciertos de todo tipo. Sin embargo, el edifico aún se ve bastante fuera de su lugar en su emplazamiento, integrado en el homogéneo centro histórico de la capital holandesa.
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