¿Te gustan las experiencias inolvidables, evocadoras? ¿Los viajes con sorpresas? Entonces te gustará la Grotta Azzurra de Capri.

La Grotta Azzurra, la Gruta Azul es una cueva marina situada en la isla italiana de Capri que recibe su nombre del marcado tono azulado de sus aguas que es el resultado de la interacción de diferentes juegos de luces, de la presencia de agua de mar, de las aberturas por las que acceden los focos de luz, y, por supuesto, de la hora del día y de las mareas. Un fenómeno natural.

La cueva se extiende por la vertiente de un acantilado situado en el agua a lo largo de 50 metros y su interior se proyecta hasta un fondo de unos 150 metros. La abertura que comunica la cavidad de la cueva y el exterior se asemeja a una raja en la piedra. Y es por esa cortadura por donde accede parte de la luz exterior del día. Un fondo arenoso ayuda a reflejar la iluminación para darle ese tono azulado que tanto maravilla a las casi 300.000 personas que visitan la gruta cada año.

El secreto del color y de la luz tiene que ver con la abertura misma, con la entrada de la cueva. Algo que no es exclusivo de la Gruta Azul de Capri. Se puede encontrar en otras muchas cavidades repartidas por todo el mundo. Unas reflejan tonos azules, otras, en cambio, aparecen tamizadas con una luz esmeralda. El efecto y el origen, como digo, es el mismo.

Las fuentes de luz de la Cueva Azul en realidad son dos. La abertura de un metro de diámetro aproximadamente, por donde entran los botes de remos con los visitantes, y otra situada por debajo que es como unas diez veces mayor y que está separada de la primera por una barra de roca cuyo espesor oscila entre el metro y los dos metros.

A pesar de lo que pudiera parecer, la fuente más importante de luz de la cueva es la que está por debajo del nivel del agua, la abertura grande, que las personas que acceden a ella no pueden ver porque la iliuminación de la abertura superior la oculta.

Como el agua ofrece un medio más favorable para la propagación de la luz, el observador tiene la sensación de que el agua es azul y que la luz viene desde abajo. Lo segundo es cierto, lo primero no, pero eso influye poco en la experiencia sorprendente de una cavidad de color azul cubierta por un techo de tinieblas, reflejos y recovecos apenas adivinables.

La Cueva Azul de Capri era conocida en tiempos de los romanos. Algunas esculturas de tritones y neptunos se rescataron en su día de la cueva. También se dice que el emperador Tiberio la visitó. Sea como sea, la clave de su uso romano puede estar todavía oculta en las profundidades de la caverna que nunca se ha estudiado suficientemente.

Los lugareños de Capri llamaban a la cueva Gradola y su recuerdo permaneció durante mucho tiempo en el olvido porque se creía que era hogar de brujas y monstruos marinos a los que temer y a los que no había que importunar.

El verdadero resdescubrimiento turístico de la cueva se produjo en la década de 1820 cuando dos aficionados alemanes, August Kopisch y Ernst Fries, fueron guiados hasta la gruta por un pescador local y dejaron reseñas de su aventura en un libro de viaje.

La Cueva Azul es uno de esos atractivos irrenunciables en todo viaje del que se quieran exprimir experiencias inolvidables. Si quieres saber cómo disfrutar de una excursión en los alrededores de Roma y visitar Capri con su Cueva Azul, pica en este enlace del portal dedicado Viajararoma.com. Ya verás.

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Interior de la Gruta Azul de Capri.
Interior de la Gruta Azul de Capri.

 

 

 

 

 

 

Autor

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona. Periodista, redactor, comunity manager e informador gráfico, residente en Las Palmas de Gran Canaria, y colaborador en diferentes medios locales de las Islas Canarias y españoles.

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