Tívoli es una población y municipio muy cercano a Roma. Tanto, que las élites romanas se avecindaron durante cientos de años para disfrutar de mejores condiciones ambientales y para poner tierra por medio al mundanal ruido de la capital. Así, se construyeron villas que ocuparon gente notable y engrandecieron sus sucesores y los que llegaron después para hacerse un hueco en este paraíso a la vista de Roma.
Así, Tívoli se hizo con un patrimonio de villas desde muy antiguo que, desde mi punto de vista, llegaron a su máxima grandeza y esplendor en tiempos del Renacimiento. De entre todas las villas de Tívoli que se pueden visitar en cualquiera de los tours de Roma, yo me quedo con la Villa d’Este que es patrimonio de la Unesco. Una residencia antigua que visitan 400.000 personas cada año.
La villa fue encargada por el cardenal Ippolito II d’Este, hijo de Alfonso I y Lucrezia Borgia en un lugar que ya había ocupado desde antiguo una villa romana.
La historia de la construcción está estrechamente relacionada con la de su primer propietario. El cardenal d’Este fue nombrado por el papa Julio III como gobernador vitalicio de Tívoli en agradecimiento por los esfuerzos que había hecho para su elección. Al llegar a su residencia, vio que debía irse a vivir a un convento mal acondicionado y como no estaba acostumbrado a estrecheces, decidió convertir el convento en una villa, así, sin más.
La obra le fue encargada al arquitecto Pirro Ligorio al que acompañó un enorme número de artistas y artesanos romanos. El cardenal tuvo que parar las obras al ser depuesto por el papa Pablo IV, pero las prosiguió cuando volvió a su cargo con Pío IV, para volver a caer en desgracia más tarde con Pío V.
El cardenal Ippolito tuvo problemas también con la compra de los terrenos anejos a su palacio propiedad de dos iglesias pertenecientes a dos órdenes diferentes. Incluso necesitó travertino que pidió de la tumba romana de Cecilia Metella que primero le fue denegado y luego autorizado. A la tumba le falta la parte inferior hoy como consecuencia de esta canibalización. El cardenal Ippolito, en cualquier caso, sólo pudo disfrutar unos pocos meses de su villa terminada antes de morir en 1572.
La Villa d’Este la disfrutaron sus descendientes gobernadores, también cardenales. Luego pasaría a la familia de los Habsburgo. El último propietario fue Francisco Fernando d’Este, el que fuera heredero del Imperio Austro-Húngaro. La muerte de Francisco Fernando y el inicio de la Primera Guerra Mundial dieron al traste con la venta al Gobierno italiano. Sin embargo, en 1918 la casa pasó con todas las de la ley a manos de Italia como compensación de guerra.
La Villa d’Este está formada por áreas construidas, fundamentalmente el palacete, y por toda una serie de zonas ajardinadas entre las que reparten estanques y fuentes de agua. La construcción sigue la disposición del terreno que acusa un fuerte desnivel.
El jardín es una obra maestra. Se extiende sobre la parte trasera de la villa. Tiene cinco ejes, cuenta con una zona de huerta, y sigue el patrón de construcción de las ciudades romanas antiguas. La necesidad de agua para las fuentes obligó a construir un largo túnel de 600 metros bajo la ciudad de Tívoli y que proporcionaba 300 litros por segundo de caudal. Algo realmente colosal.
En total 35.000 m2 de jardines, 60 pozas de agua, de 255 saltos de agua, 100 tanques, 50 fuentes, 20 exedras y terrazas, 30.000 plantas de temporada, 150 árboles árboles de gran porte, 15.000 plantas ornamentales y árboles perennes y 9.000 m2 de calles, senderos y rampas.
En la Villa d’Este hay que acudir a todos los lugares de interés para comprender la magnitud de la obra. Hay que ver el Vialone, un comedor para festejar a los comensales al aire libre, el Loggia, con su mirador y espléndida vista de Tívoli a lo lejos. Pero también la Gruta de Diana, una recreación de tema romano; la Rotonda de los Cipreses, la Fuente Bicchierone, la de Europa, la de Pegaso, la Avenida de las Cien Fuentes, la de los Dragones, la Rometta, con su vista sobre el campo romano, la Fuente de Proserpina, la del Búho, la de Neptuno o la de Arianna.
Si te apetece viajar a Roma, ya sabes que tienes muy cerca una villa renacentista excepcional, con vistas de fábula precisamente a Roma. Para ponértelo más fácil, te dejo un enlace al portal Viajararoma.com, donde podrás encontrar información sobre tours en Roma entre los que se incluye precisamente visitas a Tívoli. Este es el enlace:
http://www.viajararoma.com/ciudades-para-visitar-cercanas-a-roma/tivoli/
Villa d’Este, un palacio y un paraíso muy cerca de Roma.