‘El Palazzo Donna Anna no es una ruina, sólo está sin terminar, ¿no es ese su verdadero encanto?’ Así se refería uno de los personajes de la película italiana ‘Fuoco su di me’, de Lamberto Lambertini, cuando observaba uno de los palacios más conocidos de Nápoles levantado sobre los rompientes del Mediterráneo en una postura tan acrobática como temeraria. El Palazzo Donna Anna es la residencia oficial de algunos de los fantasmas más antiguos conocidos de Nápoles y lugar preferido de leyendas urbanas.

El Palazzo Donna Anna es un edificio monumental muy famoso de Nápoles y del siglo XVII. Situado al comienzo de la Via Posillipo ofrece una imagen majestuosa recortada sobre el mar que invita a soñar. Pero hay quien la teme, quien huye de ella.

Depravación real

Una leyenda urbana dice que el Palazzo Donna Anna fue el escenario de las citas pecaminosas de la reina Juana de Anjou con pescadores de la zona con los que satisfacía sus instintos y que luego mataba al alba. Dicen que en los sótanos aún se pueden escuchar los gemidos de dolor de los jóvenes napolitanos asesinados por la depravada reina.

Otras historias cuentan que los gemidos no son masculinos, sino femeninos y que pertenecen a la joven Mercedes de las Torres, hija del virrey español y desaparecida en extrañas circunstancias. Una obra teatral de Gaetano de Casapenna, que recoge esta historia, sólo ha alimentado la leyenda.

Las obras del edificio fueron iniciadas en la década de 1640 cuando lo encargó la esposa del virrey Ramiro Núñez de Guzmán, duque de Medina de las Torres. El proyecto de erección le tocó en suerte al arquitecto napolitano más famoso de su tiempo, Cosimo Fanzago, que preparó el proyecto para ejecutarlo en el estilo napolitano y barroco de la época.

El edificio debía tener dos accesos, uno por tierra, a través de un camino costero, el de Posillipo, y el otro para llegar por mar. Pero las cosas no fueron tan sencillas, para levantar el Palazzo Donna Anna fue necesario tirar abajo una construcción anterior, la conocida como Villa Bonifacio.

Y todo, para acabar como el rosario de la Aurora. La muerte de Donna Anna, la desaparición del virreinato español de Nápoles y la huida de Ramiro Núñez a Madrid en 1648 acabó con el proyecto. Y así es como lo podemos ver hoy, inacabado, con una presencia que recordamos de otras construcciones romanas destruidas por el paso del tiempo.

Parte de su estado actual es el resultado de los daños recibidos por el conjunto durante la revuelta popular de Masaniello de 1647, pero también por los del terremoto de Nápoles de 1688. Los continuos cambios de propiedad del palacio en el siglo XIX (una fábrica de cristal, 1824, Geisser, 1870, Banco de Italia, 1894 o Genovois, 1896) no mejoraron el futuro del edificio ni la culminación total de las obras.

El palacete es hoy una casa de propiedad privada de uso repartido en diferentes condominios. A través del palacio se accede a una playa de uso privado, por la que decían llegar los pescadores de la reina Juana de Anjou. No obstante, la Fundación Cultural Ezio De Felice usa sus interiores como teatro. La vista de la bahía de Nápoles desde su terraza es soberbia.

El Palazzo Donna Anna es uno de los conjuntos más icónicos de la ciudad de Nápoles, que puedes descubrir en excursiones de un solo día en los alrededores de Roma como los que te ofrece el portal Viajararoma.com con su extensión para visitar Nápoles.

http://www.viajararoma.com/ciudades-para-visitar-cercanas-a-roma/napoles/

Palazzo Donna Anna.
Palazzo Donna Anna.
Autor

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona. Periodista, redactor, comunity manager e informador gráfico, residente en Las Palmas de Gran Canaria, y colaborador en diferentes medios locales de las Islas Canarias y españoles.

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