La campiña de los alrededores de la ciudad de Londres está llena de castillos señoriales que sus herederos intentan mantener desafiando los costes económicos de unos edificios catalogados como patrimonio histórico.

Te aseguro que a sus propietarios no les falta imaginación para hacer de esos conjuntos toda suerte de lugares atractivos que atraigan público para verlos. Es muy común que se alquilen para eventos sociales, para el rodaje de películas o que muestren exposiciones únicas.

De entre las viejas fortalezas del condado de Kent que he visitado, me quedo con el Castillo de Leeds, que tiene, agárrate, un pintoresquísimo Museo de Collares de Perros. Si nadie me dice lo contrario, creo no hay ningún otro igual en el mundo.

El Castillo de Leeds se encuentra situado a algo más de seis kilómetros al sur de Maidstone y fue levantado en el año 1119 aunque ya existía una construcción anterior del siglo IX en el mismo lugar. Las reformas posteriores relegaron la finalidad defensiva de la construcción para recrear una elegante mansión campestre que es lo que hoy en día es.

Y a lo que voy, los datos del Museo de Collares de Perros. El museo es parte de las colecciones del conjunto del castillo y consta de un centenar de piezas, algunas de ellas tan antiguas como las de los siglos XV y XVI. Piezas medievales pero sobre todo muchas de la época victoriana.

Son objetos propios de los aperos de las grandes mansiones situadas antiguamente en lugares alejados del campo que frecuentaban lobos, cerdos salvajes y osos y para los que había que tener una nutrida representación de perros de presa que los pusiera en fuga.

En cualquier caso, la colección de collares de perros del Castillo de Leeds es un fondo histórico donado en 1979, reunido durante años, por John Huny y su esposa, investigadores irlandeses, en reconocimiento por el desvelo de la propietaria del castillo Lady Baille hacia los perros.

Los collares se les colocaban a los perros para que los animales salvajes que merodeaban las propiedades no pudieran morderles el cuello no para atarlos. Por esa razón, no son de cuero, sino de metal, y en algunos casos, portan púas o resaltes que les dan un aspecto un tanto irreal y, desde luego, agresivo.

La gran mayoría de los collares de perros del Castillo de Leeds son ingleses, aunque hay algunos que proceden del extranjero, especialmente atractivos son los alemanes y austriacos del siglo XVIII, decorados con metal labrado y acolchados, eso sí, con telas de terciopelo.

El Castillo de Leeds está situado casi a medio camino entre la ciudad de Londres y los puertos de embarque del Canal de La Mancha. La visita al Castillo de Leeds te la puedes plantear como parte de una excursión de un día a los alrededores de Londres o si quieres como una parada de una visita a Canterbury, un lugar de mucho interés en la zona.

Precisamente para organizarte una  visita a Canterbury, una referencia, una sección de la web Viajaralondres.com, dedicada a la ciudad de Canterbury, pica en el siguiente enlace:  http://www.viajaralondres.com/?page=canterbury.php

En Kent, los perros no se atan con longaniza, llevan alzacuellos de metal y terciopelo.

Museo de Collares de Perros, Castillo de Leeds.
Museo de Collares de Perros, Castillo de Leeds.

Recursos para el Viaje:

Hoteles: http://www.guias.travel/ver/?city/gb/london.es.html
Vuelos: http://www.guias.travel/vuelos/
Tours y Actividades para hacer en Londres: http://www.guias.travel/ver-tours/?Londres/d737-ttd
Guía de Londres: http://www.viajaralondres.com

Autor

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona. Periodista, redactor, comunity manager e informador gráfico, residente en Las Palmas de Gran Canaria, y colaborador en diferentes medios locales de las Islas Canarias y españoles.

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