Los Médici fueron una rica e influyente familia del Renacimiento italiano que se labraron una fortuna como banqueros y acabaron por convertirse en papas, reyes y nobles encumbrados en su tiempo. Sin embargo, su poder y sus intereses dependían de inestables influencias y de adhesiones personales que sólo podían defender con el uso de la fuerza.
La ciudad de Florencia les recuerda por su protección del arte y la ciencia, pero también por algunas demostraciones de esa fuerza, sus castillos. Una de las construcciones de Florencia más intimidantes de los Médici es la Fortezza da Basso, un conjunto defensivo que cumplía muchas funciones disuasorias y de seguridad pasiva, pero que nunca, nunca se utilizó en su verdadero papel. La Fortezza da Basso de Florencia nunca disparó un tiro, fue una pieza más del juego de intrigas de los Médici. Apariencia, pura apariencia.
La Fortezza da Basso es, efectivamente, el nombre popular de una de las construcciones defensivas antiguas más importantes que aún se mantienen en pie en la ciudad de Florencia. Su nombre original es Fortaleza de San Juan Bautista y fue un bastión defensivo de la capital desde el siglo XIV. Hoy, es un auditorio habilitado para conciertos y conferencias con mucho encanto.
El conjunto fue sufragado por Alejandro de Médicis por encargo de su tío el Papa Clemente VII y siguiendo las directrices de dos buenos arquitectos de la época fieles a los encargos de la familia Médici, Pier Francesco da Viterbo y Antonio da Sangallo El Joven. La construcción de este edificio de planta pentagonal irregular sólo tenía por objeto preservar el control de los Médici sobre Florencia. Para mayor gloria de su estirpe.
Un lugar donde alojar un contingente de tropas de manera estable, un refugio seguro para los Médici en el caso de necesidad extrema y una forma de impresionar y hasta de intimidar a los florentinos. Ese efecto intimidador se descubre sobre todo en el perfil que se deja ver de la fortaleza en el lado que da a la ciudad, la llamada Puerta de San Gallo, por su autor, Antonio da San Gallo.
Los muros y los bastiones de la fortaleza se construyeron con ladrillos baratos, muy económicos, que, por cierto, eran capaces de encajar muy bien los impactos de la artillería renacentista. Sin embargo, la estructura de la fortaleza fue levantada en piedra.
Pero te cuento algo de la decoración. En las paredes de la ‘fortezza’ se puede ver una curiosa recreación con un patrón decorativo de bolas, un sugerente escudo de armas de los Médici y formas en punta del tipo diamante que eran motivos muy frecuentes en el Renacimiento como descubrimos, por ejemplo, en el Palazzo dei Diamanti de Ferrara. Sin embargo, nunca se emplearon como en la Fortezza da Basso en una construcción militar.
Dentro del edificio el visitante puede ver una maravillosa sala octogonal con bóveda de ladrillo con una fórmula de armado conocida como ‘de espina de pescado’.
El Ejército italiano utilizó la fortaleza como acuartelamiento hasta el año 1967. La demolición de las construcciones que se emplearon como cuartel de tropa mejoró las opciones para rehabilitar el conjunto como espacio cultural.
La Fortezza da Basso es una construcción que merece la pena visitarse. Compacta, austera, práctica, la fortaleza ofrece un perfil muy contrastado si se lo compara con el que proponen las líneas de la moderna ciudad de Florencia.
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