Florencia es una capital dinámica, y hasta frenética, como muchas grandes ciudades italianas. Sin embargo, en los alrededores de Florencia hay un remanso de paz que se ha resistido al bullicio del mundo durante generaciones. En el monasterio cartujo de La Certosa, el silencio era y sigue siendo el rey.

La Certosa de Florencia es un antiguo monasterio de la Orden de los Cartujos que se levanta sobre el Monte Acuto, en la confluencia de la confluencia de los ríos Ema y Greve, en la zona de Galluzzo.

La Certosa fue construida a partir de 1341 por Niccolò Acciaiuoli, Gran Senescal del Reino de Nápoles y miembro de una de las familias florentinas más ilustres. A su muerte, en 1365, el conjunto casi estaba terminado. Pero la cartuja fue ampliada a lo largo de los siglos siguientes.

El nombre y el tipo de edificio se derivan de una primera fundación de la orden de los cartujos impulsada por San Bruno en 1084 en el macizo de la Chartreuse, cerca de Grenoble. Y, como todas, la de Certosa se ubicó en un lugar solitario y silencioso.

Muchas de las obras de arte y de culto del edificio se vendieron y se dispersaron por toda Italia y por Europa tras la supresión de las órdenes religiosas en 1810 durante las Guerras Napoleónicas. El convento fue abolido en 1866, sufrió las consecuencias de un terremoto en 1895 y en 1958 fue reocupado por monjes cistercienses que lo hicieron accesible al público.

La Certosa está formada por varios edificios singulares: la iglesia, la sala capitular, la sacristía, el refectorio, los claustros (hasta tres) y las viviendas de los monjes y de los hermanos legos. El conjunto fue edificado para dar cabida a 18 monjes de clausura y cinco hermanos laicos que atendían las necesidades de la comunidad de religiosos. LLama la atención las grandes superficies comunes, que se explica por la necesidad de contar con un lugar en el que reunir a los monjes para hacer meditación.

Los monjes de La Certosa, en cualquier caso, salían de sus celdas sólo en momentos concretos, para el almuerzo, para la oración, para las reuniones de una hora semanales. El resto del tiempo, los monjes permanecían enclaustrados en sus celdas.

La planta baja está ocupada por una estancia que funcionaba como comedor, que aparece equipada con una chimenea y con una despensa de pared cuya puerta hacía las veces de útil mesa plegable. En el comedor comían los monjes los domingos y festivos. El resto de días, los monjes recibían la comida en la puerta de sus celdas sin contacto físico ni visual con quien les proporcionaba los alimentos.

El espacio de las celdas de cada monje era irrisorio y espartano. Sin embargo, había estancias para la recuperación de enfermos, momentos para el cuidado de los jardines, para atender la actividad comercial que generaba la venta de lo que producía el propio convento y tiempo para la limpieza de las zonas comunes. Incluso, uno de los claustros, formado por una doble hilera de columnas, se empleaba para atender las necesidades de entretenimiento de los ermitaños en momentos convenidos.

Lugares que ver

La lista completa de lugares que no hay que dejar de visitar en La Certosa debería incluir:

-Palacio Acciaiuoli. Se trata del palacete construido por el citado Niccolò Acciaiuoli, Gran Senescal del Reino de Nápoles y quien financió la edificación de La Certosa.

 

-La Galería. Formada por una sucesión de cinco frescos originales pintados sobre la pared y de motivo religioso. Las pinturas fueron pintadas por el artista Pontormo entre 1523 y 1525 mientras permaneció aislado en La Certosa de la epidemia de peste que asolaba Florencia. Están inspiradas en obras de Durero.

-Monasterio. Una construcción que fue reformada en el siglo XVII con detalles tardorenacentistas de un clasicismo muy medido.

-Albergue. Una zona diferenciada del monasterio que estaba reservada a los visitantes ilustres y a los viajeros. En ella permanecieron los papas Pío VI y Pío VII. Es del siglo XVI, aunque su configuración actual es del siglo XVIII.

-Iglesia de San Lorenzo. El templo fue construido en el siglo XIV, pero fue reformado en el XVI en estilo renacentista. Consta de dos partes, una con acceso para los monjes de clausura y otra para los hermanos legos que eran quienes servían a los primeros.

-Oratorio de Santa María Nuova. Junto a la Iglesia de San Lorenzo, su coro es soberbio.

-Cripta. El lugar donde se encuentra la tumba del fundador de La Certosa, Niccolò Acciaiuoli. La tumba contigua del cardenal Angelo Acciolis se atribuye tanto a Donatello como a Sangallo.

-Corredor del Coloquio. Era el sitio donde los monjes podían hablar y se dejaba a un lado sus obligaciones de silencio.

-Sala Capitular. En la sala capitular los monjes se reunían para tratar asuntos comunes de la comunidad. Tiene su altar y su decoración religiosa y la tumba de Leonardo Buenafede, de un realismo impresionante y de la mano también de Sangallo.

-Refectorio. El lugar en el que se escuchaba la lectura de los textos sagrados durante las comidas. En el sitio se puede ver un púlpito desde el que se hacían las lecturas.

-Claustro de los monjes. Es un lugar de conexión entre el refectorio, el claustro y la sala capitular.

-Gran Claustro. El Gran Claustro es el punto al que dan las celdas de los monjes y las galerías que las unían.

-Claustro de los Hermanos Laicos. Un claustro cerrado a dos niveles con arcos y galerías de estilo clásico en el que se reunían los hermanos legos de la comunidad.

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La Certosa de Florencia

Autor

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona. Periodista, redactor, comunity manager e informador gráfico, residente en Las Palmas de Gran Canaria, y colaborador en diferentes medios locales de las Islas Canarias y españoles.

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