El Explorers Club de Nueva York es de esas instituciones privadas que rezuman amor propio. Amor propio de sus fundadores por una causa, por un ideal. En este caso, por la exploración geográfica del mundo. El Explorers Club de Nueva York fue fundado en 1904 con la sana intención de fomentar la exploración científica de la tierra, el mar, el aire y el espacio. Casi nada.

El Explorers Club de Nueva York tiene su sede en la calle 70, en East 70 th Street. Nació del objetivo memorable de siete exploradores polares de renombre de principios del siglo XX. El edificio de la sede se construyó en 1910. Una mansión de estilo renacentista jacobeo que sólo fue residencia permanente de la institución desde 1965 tras un largo peregrinaje en diferentes localizaciones neoyorquinas.

La mansión fue construida por el nieto del cofundador de la fábrica de máquinas de coser Singer. El Explorers Club de Nueva York compró el edificio en 1960 tras el fallecimiento del inquilino. La casona es conocida como la Casa Lowell Thomas, un escritor y locutor de radio que fue miembro del Explorers Club y que fue el responsable de hacer famoso a Lawrence de Arabia.

Contenido

Las salas del Explorers Club de Nueva York están llena de objetos relacionados con las exploraciones polares. En la subida al segundo piso, por ejemplo, se puede ver el globo utilizado por Thor Heyerdahl para planificar su famosa expedición Kon-Tiki. Ya en el segundo piso, un oso polar disecado -Percy- saluda a los visitantes.

Más. A la entrada de la biblioteca, se puede ver un cuadro interesante, ‘El rescate de Greely’, que fue pintado horas después de su rescate en 1884. En la biblioteca, hay una pequeña cantidad de los 13.000 libros que forman la colección de documentos y archivos del Explorers Club de Nueva York. La institución conserva además un millar de objetos diversos, 5.000 mapas y 500 películas relacionadas con las exploraciones.

En la segunda planta está la Sala Clark, en la que se celebran todas las conferencias y eventos de la institución (de septiembre a junio). Sobre las paredes, se pueden ver algunas banderas que ondearon en expediciones polares históricas. Junto a ellas, hay un trineo que formó parte de la expedición al Polo Norte de Peary de 1909. También unos rarísimos colmillos dobles de elefante del Congo.

La galería del piso superior es la que todos los visitantes quieren ver. En las primeras épocas de las exploraciones, cuando viajar por el mundo era muy difícil, la fotografía y la taxidermia eran dos formas muy populares para dar a conocer realidades lejanas al gran público, para educar y para investigar.

El Explorers Club de Nueva York tiene colecciones propias impresionantes. Entre las piezas más raras, se pueden ver un colmillo de mamut lanudo, un colmillo de narval y hasta un cuero cabelludo ¡del yeti!

El Explorers Club es uno de tantos lugares de la Gran Manzana que seguro que despertarán tu curiosidad exploradora. Para todo lo demás, para descubrir lo más representativo de la ciudad, una recomendación: el tour Contrastes de Nueva York. Te encantará.

Explorers Club de Nueva York.
Autor

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona. Periodista, redactor, comunity manager e informador gráfico, residente en Las Palmas de Gran Canaria, y colaborador en diferentes medios locales de las Islas Canarias y españoles.

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