Nueva York es uno de esos destinos que todos, o casi todos, soñamos visitar en algún momento de nuestras vidas. Su frenético ritmo y sus colosales edificios y monumentos hacen de esta cosmopolita ciudad un lugar imprescindible. Seguramente, sin haberla aún visitado sabemos muchísimas cosas sobre ella, sobre sus lugares de interés y sus monumentos.
Todos conocemos la famosísima Estatua de la Libertad (símbolo de la metrópoli y declarada Patrimonio de la Humanidad en 1984) y hemos visto en multitud de películas y documentales sitios como La Quinta Avenida, el Empire State, Central Park, Times Square o Wall Street, que ya nos resultan totalmente familiares.
La Estatua de la Libertad es el monumento nacional por excelencia de EE.UU y por supuesto es archiconocido en todo el mundo. Además, está repleto de historia, anécdotas y curiosidades, pues ahí donde la vemos, su levantamiento no fue una tarea fácil, ya que se vio envuelto en multitud de problemas, principalmente de tipo económico.
Este famoso emblema de la ciudad de Nueva York y de todo un país se encuentra en la Isla de la Libertad (Liberty Island) al sur de la isla de Manhattan y muy próximo a la Isla Ellis. Te recomiendo que también visites Ellis Island, donde se encuentra el Museo de la Inmigración. Para ello deberás tomar el ferry (desde Battery Park, al sur de Manhattan) que te lleva hasta la Isla de la Libertad y la siguiente parada es la Isla Ellis. Lo más recomendable es llegar a Battery Park a primera hora de la mañana para evitar las colas, comprar los tickets y tener la posibilidad de poder acceder al interior de la estatua, ya que las plazas son limitadas. Otra opción para asegurarte que no te vas a quedar sin visitar su interior es reservar una excursión en la que se incluyan ambos lugares o comprar los tickets con antelación por internet.
¿Sabías que la Estatua de la Libertad fue un presente de los franceses a los EE.UU con motivo de la conmemoración del centenario de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos? Viajó desde París en barco (350 piezas organizadas en 214 cajas) hasta que llegó al puerto de Nueva York en junio de 1886. El 28 de octubre de 1886 por fin fue inaugurada.
El monumento no tenía como claro destino la ciudad de Nueva York pues, debido a la difícil situación económica por la que atravesaba la ciudad, a punto estuvo de que fuera levantada en otro lugar como Boston, San Francisco, Filadelfia o Cleveland. Fue gracias a la determinación y ayuda de Joseph Pulitzer, director del diario New York World y uno de los hombres de mayor influencia del país, que se erigió en Nueva York, simbolizando el sentimiento estadounidense de la libertad. Pulitzer, consciente de la importancia que el monumento tendría para la ciudad, llevó a cabo una poderosa campaña mediática para recaudar fondos y de esta forma consiguió en pocos meses más de 120.000 dólares, dinero que permitió terminar la base.
Gustave Eiffel (que todavía no había construido su obra maestra, la Torre Eiffel) jugó un papel también fundamental en la construcción de este famoso monumento, pues fue el encargado de crear su estructura interna y de diseñar el esqueleto que le permitiera mantenerse verticalmente. El ingeniero y arquitecto, ya era conocido por otros proyectos antes de su famosa torre.
Cuando visites la Estatua de la Libertad, ya disfrutándola de cerca y en primera persona, tendrás la oportunidad de descubrir otras muchas más curiosidades y todo tipo de detalles sobre el monumento. Sácale el mayor partido a tu visita y organiza las posibles excursiones que te interesará realizar. Échale un vistazo a las excursiones y visitas que te proponemos nosotros para este destino.