Nápoles es una ciudad sorprendente como se podría esperar de una gran capital del sur de Italia. Vibrante, agitada, cordial, entusiasta, pasional… Nápoles es todo éso y más. ¿Y qué podría contarte que te animara a viajar a Nápoles para descubrir sus esencias donde viven?: en la calle.
Prócida es una apacible y tranquila isla del Golfo de Nápoles, a la vista de la ciudad, que nació del fondo del Mediterráneo y con la ayuda de volcanes. Prócida es un destino vacacional y náutico del que los griegos decían que era una pura mentira. Su nombre antiguo se asocia al de ‘pròkeitai’, ‘las mentiras’, dicen que por la facilidad con la que Prócida aparecía y desaparecía sobre el horizonte de la bahía. Prócida puede ser la extensión perfecta de una visita a Nápoles.
Terni es un doble destino para enamorados. Para los que las pequeñas ciudades del interior de Italia representan un amor a primera vista, pero también porque en ella descansan los restos de San Valentín, el apóstol de los enamorados. A ella llegan quienes necesitan de la intercesión del santo o quienes sólo viajan para dejarse seducir por un lugar con mucho encanto. Te lo digo como lo pienso, Terni sólo es apta para románticos.
Roma tiene sus parques, sus jardines históricos que no te puedes perder en ninguna visita a Roma. Sin embargo, más allá de los límites de la Ciudad Eterna, hay otro parque, inmenso, variado, diferente, el regional de Castelli Romani que se extiende por su campiña, que te ofrecerá las mejores oportunidades para disfrutar de una aventura de descubrimiento en Roma.
Cerca de Roma, a poca distancia de la localidad de Cerveteri, se extiende un cementerio etrusco de proporciones colosales, el de Banditaccia. La Necrópolis de Banditaccia es la localización de enterramientos colectivos antiguos más grande de todo el Mediterráneo.
La localidad de Marino, en Castelli Romani, cerca de Roma cuenta con un vestigio de su patrimonio antiguo único y ciertamente extraño y original. Se trata de un mitreo, un espacio en el que se realizaban ritos mitráicos, que pasa por ser el mejor conservado del mundo.
¿Te imaginas poder retroceder en el tiempo? ¿Codearte con caballeros en justas y torneos? Esa es la experiencia, la sensación, que le asalta al visitante de la Sala de las Armaduras del Museo Stibbert de Florencia.
Los Médici fueron una rica e influyente familia del Renacimiento italiano que se labraron una fortuna como banqueros y acabaron por convertirse en papas, reyes y nobles encumbrados en su tiempo. Sin embargo, su poder y sus intereses dependían de inestables influencias y de adhesiones personales que sólo podían defender con el uso de la fuerza.
La Casa Roja es un edificio histórico peculiar de estilo ecléctico de la localidad de Anacapri, en la isla de Capri. Toma su nombre del rojo pompeyano que da color a sus fachadas y que hace a la vivienda inconfundible. La Casa Roja de Anacapri fue construida entre los años 1876 y 1898 por el coronel JC McCowen para recoger en un solo sitio sus dispares hallazgos arqueológicos.
San Genaro es toda una institución en Nápoles, por ser el santo patrono de la ciudad, muy, muy popular, pero especialmente por perpetuar cada año uno de los milagros más famosos de la Iglesia, el de la licuación de su sangre.
La Galleria Umberto I de Nápoles es una histórica construcción comercial del siglo XIX que se ha adaptado muy bien al paso del tiempo. Hoy, es un centro comercial con sabor añejo, muy chic, que acoge a lo más selecto de las marcas de moda a nivel internacional. Pero no siempre fue así.
Florencia es una capital dinámica, y hasta frenética, como muchas grandes ciudades italianas. Sin embargo, en los alrededores de Florencia hay un remanso de paz que se ha resistido al bullicio del mundo durante generaciones. En el monasterio cartujo de La Certosa, el silencio era y sigue siendo el rey.
La comarca de Castelli Romani está situada muy cerca de Roma. Debe su nombre a la existencia de castillos, pero más que grandes fortalezas, se trata de pequeñas construcciones defensivas o torres construidas durante la Edad Media y el Renacimiento por diferentes familias terratenientes de la zona y de la misma Roma para defender sus intereses y sus posesiones.
Ostia Antica es una ciudad romana antigua situada hoy a menos de una hora de Roma -si el tráfico lo permite- que se corresponde con un puerto comercial en la desembocadura del río Tíber. La ciudad antigua hoy está algo alejada de la costa al haberse depositado durante siglos posteriores los sedimentos traídos por el mismo curso de agua.
La iglesia del Gesù Nuovo, también llamada de la Trinità Maggiore, es uno de los templos más curiosos, por no decir extraño, de la ciudad de Nápoles. Y lo es por su llamativa fachada formada por almohadillados de piedra piramidales de cantería negra que le dan un aspecto no muy diferente del que ofrece la piel de un reptil. Mira la fotografía que acompaña esta descripción y saca tus propias conclusiones.
La Iglesia de Orsanmichele, también conocida como San Michele in Orto (‘del Huerto’), es un templo antiguo del siglo XIV, tal como lo vemos hoy, construido en el centro de Florencia que en su día fue un almacén de grano para maíz.
La sinagoga principal de Florencia, o el denominado Templo Mayor Israelita, se encuentra situado en el centro histórico de Florencia, en la Vía Farini. Su cúpula de cobre de color verde es una nota llamativa del paisaje urbano florentino.
La ciudad de Nápoles acoge en su casco antiguo y en muy poco espacio la mayor parte de su patrimonio arquitectónico antiguo. Y esto es así, porque hasta el siglo XVI, estaba prohibido construir fuera de sus límites.
La nobleza dominante de la ciudad de Florencia dedicó muchos esfuerzos a elevar el prestigio y el poder de la capital. Iglesias, palacios y fortalezas hablan de su deseo por dominar la Toscana, primero, y luego convertirla en capital de Italia. Los jardines de Florencia son naturalezas recreadas que cuentan historias de rivalidades familiares, de excentricidades, de curiosidades botánicas, pero también de un gusto por la belleza natural para domesticarla a las puertas de casa. Estos son los trece jardines florentinos que no te puedes perder en una visita a Florencia.
Ferento es una ciudad fantasma pero extraordinariamente evocadora. Los visitantes que acuden a ver sus restos en la Etruria italiana ven las construcciones que han sobrevivido, los vestigios de su extraordinario teatro romano, que aún se utilizan para actuaciones de verano. Pero, pocos viajeros pueden llegar a imaginar el origen del abandono y de la soledad de una población que no volvió a reconstruirse. Esta es su historia.
¿Te gustan las experiencias inolvidables, evocadoras? ¿Los viajes con sorpresas? Entonces te gustará la Grotta Azzurra de Capri.
La ciudad de Florencia acoge un curioso patrimonio pocas veces destacado por las guías y desde luego, bajo la sombra de la grandiosidad de algunos de sus monumentos más ilustres. Me refiero a sus torres. Torres florentinas, levantadas en el convulso siglo XIII italiano para conmemorar el poder de algunas familias de cuna como sucede con otras ciudades antiguas de Italia. Bolonia tiene sus torres, Florencia también, aunque, como digo, menos o nada conocidas.
Los teatros de Florencia son una nota cultural muy destacada en el patrimonio de la ciudad. Una parte de las élites de Florencia ha vivido la música como un elemento más de la socialización ciudadana, sus espacios escénicos nos recuerdan ese doble valor.
El río Tíber (en italiano Tevere) es el principal río de Roma y el tercero más largo de Italia. Éste comienza en el monte Fumaiolo, en la región de Toscana y pasa por las ciudades de Perugia y Roma, hasta el mar Tirreno. El Tíber es el alma de Roma, al igual que lo es el Sena en París o el Támesis en Londres. A lo largo de sus orillas se desarrollan un sinfín de actividades, celebraciones, eventos culturales y artísticos, además de festivales y mercadillos de artesanía y gastronomía. Las orillas del río Tiber tienen vida y animación durante todo el año. Es el lugar ideal para pasear y disfrutar del encanto de Roma.
Tívoli es una población y municipio muy cercano a Roma. Tanto, que las élites romanas se avecindaron durante cientos de años para disfrutar de mejores condiciones ambientales y para poner tierra por medio al mundanal ruido de la capital. Así, se construyeron villas que ocuparon gente notable y engrandecieron sus sucesores y los que llegaron después para hacerse un hueco en este paraíso a la vista de Roma.